La argentina Florencia Delucchi, muralista y docente, recibió el encargo de hacer un mosaico de la Virgen de Luján sin saber que se trataba de un encargo del Papa Francisco. Así comenzó una experiencia única en la que, guiada por la Virgen, se reencontró con su fe.
El 2025 comenzó con un llamado inusual para Florencia Delucchi, artista plástica argentina graduada en Bellas Artes, con más de 20 años de trayectoria en muralismo y docencia. “Un día me llaman y me dicen: ‘Tenés que hacer un mosaico de la Virgen de Luján para un convento en Roma’”, relata a ACI Prensa.
Aunque no era un pedido común para ella, Florencia aceptó el desafío y se puso manos a la obra, no sin antes estudiar a la Virgen de Luján con varias visitas a su santuario y observando minuciosamente numerosas representaciones de la advocación para conocerla mejor.
Su obra combinó dos técnicas: “Todo lo que es la Virgen, el manto, la cara, los rayos, lo hice con arcilla modelada y horneada, y después la pinté con pigmentos, esmaltes y engobes. Y el fondo está hecho con mosaico, con la técnica de trencadís, que significa ‘roto’ en catalán, y son esos pedacitos irregulares”.
La pieza, de 160x80 cm y 190 kilos, estuvo lista en apenas dos meses. “Yo digo que la Virgen me iluminó. Nunca tuve que rehacer nada, ninguna pieza se rompió en el horno, los colores salieron como yo los había pensado. Por eso me hice fan de la Virgen”.