“La impresión que tengo es que las instituciones salen fortalecidas, significativamente fortalecidas, de este proceso”, afirmó el Arzobispo de Olinda y Recife, Mons. Paulo Jackson, sobre el juicio en el Supremo Tribunal Federal (STF) que condenó al expresidente Jair Bolsonaro y a otras siete personas por intento de golpe de estado.
Bolsonaro fue condenado el 11 de septiembre por la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal (STF) a 27 años y 3 meses de prisión.
Por cuatro votos a favor y uno en contra, el expresidente fue condenado por los cinco delitos que se le imputaban: intento de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho, intento de golpe de Estado, participación en organización criminal armada, daños calificados y deterioro del patrimonio protegido.
También fueron condenados, con distintas penas, el exayudante de campo de Bolsonaro, Mauro Cid; el exjefe del Estado Mayor, general Walter Braga Netto; el exministro del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), general Augusto Heleno; el exministro de Defensa, general Paulo Sérgio Nogueira; el exministro de Justicia y exsecretario de Seguridad del Distrito Federal, Anderson Torres; el exdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), Alexandre Ramagem; y el excomandante de la Marina, almirante Almir Garnier.
Mons. Paulo Jackson, segundo vicepresidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), comentó este viernes la decisión del STF, al final de la XVI Reunión de Obispos de Países de Lengua Portuguesa, en la que participó desde el martes en Lisboa, Portugal.
Enfatizó que el juicio ante la Corte Suprema se centró en el grupo central del intento de golpe militar ocurrido en el país el 8 de enero del año pasado. "Este grupo central es el más conocido, ya que incluye al expresidente de la República, pero más de 500 personas ya han sido juzgadas y condenadas por este intento de golpe", afirmó.