En el corazón del distrito de La Victoria en Lima, cerca del mercado de La Paradita y en medio del bullicio, los desperdicios en la calle y la delincuencia, se encuentra el Hogar de la Paz de las Misioneras de la Caridad. Allí, cada sábado, un grupo de voluntarios se reúne para compartir el amor de Cristo con los residentes y hacer de la Iglesia un espacio vivo de encuentro, amistad y misericordia.
Este grupo de católicos de diversas parroquias integra el voluntariado “Tengo Sed”, una iniciativa cuyo motor es el servicio. Francisco Palacios, uno de sus principales impulsores, explica que la esencia del proyecto está en reconocer a Cristo en los más frágiles.
“Se trata de un servicio que busca ver a Cristo en el hermano enfermo, vulnerable o anciano. Él mismo dijo: ‘cuando estuve enfermo, me viniste a ver’. Para el cristiano, acompañar al que sufre no es opcional, es indispensable, porque allí está Cristo”, afirma.
El Hogar de la Paz alberga actualmente a unos 70 ancianos y 50 niños y niñas. La mayoría de ellos padece alguna discapacidad, muchas veces severa, y fueron descartados por sus familias o carecían de vínculos afectivos. Las Misioneras de la Caridad, fundadas por Santa Teresa de Calcuta, los recogieron de las calles con amor y les devolvieron la dignidad de tener un hogar.
Voluntarios católicos visitando el Hogar de la Paz, en la Victoria, Lima, Perú. Crédito: Cortesía de Tengo Sed
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Palacios asegura que la labor de los voluntarios se desarrolla en estrecha colaboración con las Misioneras de la Caridad: “Vivimos la misión siguiendo las tareas que las hermanas nos encomiendan: dar de comer a los niños y ancianos, limpiar, evangelizar y descubrir a Dios en cada uno de ellos”.
De acuerdo con Victoria Sevilla, otra de las coordinadoras de Tengo Sed, en el Hogar de la Paz "descubrimos un pedacito de cielo en la tierra: donde lo que el mundo a veces descarta se transforma en tesoro".
Jóvenes del voluntariado "Tengo Sed" tras repartir más de 250 cenas en el Centro Histórico de Lima. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
250 cenas con amor en la festividad de Madre Teresa de Calcuta
Las Misioneras de la Caridad en Lima abrieron sus puertas hace más de un año a este grupo de jóvenes adultos que buscaban servir y encontrar a Cristo en los más pequeños.
En 2025, pocas semanas antes de la festividad de su fundadora, Santa Teresa de Calcuta, las hermanas invitaron al voluntariado a rezar una novena en su honor y a culminar los nueve días con una obra de caridad el 5 de septiembre, día de su fiesta litúrgica.
Cecilia Hidalgo, otra de las coordinadoras de Tengo Sed, relató que “una de las hermanas de la Casa Hogar habló con algunos voluntarios y los animó a rezar”. Por su parte, Juan Luis Vermejo, también miembro de la coordinación, explicó que la propuesta de las Misioneras de la Caridad fue “hacer la novena para pedir por nosotros y la labor que realizamos”.
Voluntarios preparando los alimentos el 5 de septiembre. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
A lo largo de la novena se fue anunciando la actividad central del viernes 5 de septiembre, que consistía en invitar a los voluntarios a apadrinar a un hermano en situación de calle. La respuesta fue impresionante: en menos de cuatro horas, el 3 de septiembre, se lograron reunir más de 250 cenas.
Las cenas incluían arroz con lentejas, estofado de pollo y refresco, además de café con leche y más de 300 panes con jamonada y margarina. Parte de estos alimentos fueron entregados también en el área de emergencias del Hospital Dos de Mayo y, posteriormente, en el Hogar de la Paz. Asimismo, se distribuyeron kits de limpieza dental y estampitas religiosas.
Voluntarios preparando las cenas. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
Desde muy temprano en la mañana del 5 de septiembre, los voluntarios salieron a adquirir los insumos. Y durante la tarde, tras haber coordinado con el P. Luis Ayala Falla, párroco de la Iglesia San Lucas de Pueblo Libre, fueron recibidos en la cocina de este templo para poder preparar los alimentos y servirlos en recipientes plásticos. El P. Ayala, exsecretario general de la Vicaría de la Caridad, prestó su ayuda con algunos insumos, recipientes plásticos y eligió el punto de reparto.
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La jornada estuvo marcada por el entusiasmo y la entrega de cada uno de los cerca de 30 voluntarios: unos se esforzaban en la cocina, otros lavaban con esmero los ingredientes o servían los alimentos en los recipientes, mientras algunos resolvían imprevistos o se quedaban hasta el final para limpiar todo. No faltó tampoco la oración previa ante el Santísimo ni la música y los cantos que animaron la entrega en las calles del Centro Histórico cerca de las 9 de la noche.
Voluntarios preparando las cenas el 5 de septiembre. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
“Esta iniciativa nació como una inspiración de lo que Madre Teresa de Calcuta hacía a favor de los pobres, enfermos, excluidos, de aquellos que están marginados, porque ella seguía los pasos de Jesucristo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos”, declaró el P. Ayala a ACI Prensa.
El sacerdote destacó también la alegría que experimentó al ver a tantos jóvenes comprometidos: “Me he sentido muy feliz porque es el modo como nos enseña Jesús. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida, y es el modo como uno da la vida: a través del servicio y el amor”.
Preparación de panes para compartir con los necesitados de Lima. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
Asimismo, resaltó el testimonio de los voluntarios que evangelizaron mientras servían: “Me sentí mucho más feliz aún viendo a muchos jóvenes comprometidos, alegres, que mientras cocinaban rezaban el Rosario, que mientras caminaban iban cantando, y que con sus propios ojos vieron la miseria y la indigencia en la que viven muchos hermanos. Eso también evangeliza”.
Al término de la jornada, el P. Ayala elevó una oración final junto a los voluntarios cerca de la medianoche, en la Plazuela San Pedro, lugar donde comenzó la repartición de cenas y que se ubica frente a la Basílica Menor y Convento de San Pedro.
El P. Luis Ayala compartiendo las cenas con personas en situación de calle, el 5 de septiembre de 2025. Crédito: Tengo Sed
Los testimonios de los voluntarios
Los voluntarios coincidieron en que esta experiencia fue también un regalo para sus propias vidas.
Mariella Távara expresó que lo que más le marcó “es la plenitud que sentí en ayudar desinteresadamente y ver reflejado al Señor en mi hermano”.
Karina Gómez resaltó “las ganas que le echaron los voluntarios, de servir, ayudar, compartir su tiempo y esfuerzo por el bien del prójimo, uniéndonos en un solo llamado a ejemplo de Madre Teresa de Calcuta”.
Voluntarios preparando el estofado de pollo el 5 de septiembre. Crédito: Tengo Sed
Para Olinda Navarro, lo más especial fue “la unión de todos desde inicio hasta el final para poder llevar una sonrisa y continuar con la misión de nuestra Madre Teresa”.
Eliana Cacha aseguró estar alegre al “ver cómo un gesto sencillo como compartir alimentos podía generar tanta esperanza y gratitud en quienes lo recibían. Ver esas sonrisas y palabras de agradecimiento fue un regalo”.
Por su parte, Patricia Quispe confesó que lo que más la marcó de la experiencia fue “la generosidad y alegría de la gente, incluso en medio del miedo y las dificultades logísticas de salir de noche a zonas peligrosas”.
Trabajadora recibiendo una cena en el Centro de Lima. Crédito: Cortesía de Tengo Sed.
Aseguró que nunca olvidará la felicidad de ver cómo, en tan solo horas, se pudo reunir y repartir más de 250 cenas: “Superamos la meta de 200 comidas y pude sentir la sonrisa y gratitud de nuestros hermanos, algo que me llenó de una paz inmensa”.
Sobre cómo llegó al apostolado, contó que conoció a Tengo Sed en 2024 gracias a unas amigas, aunque en realidad su primer contacto con el Hogar de la Paz fue cuando era adolescente en una visita escolar. “Desde entonces quedé conmovida y siempre sentí que algún día volvería. Ahora lo considero mi segundo hogar: reencontrarme con los niños y ancianos fue como volver a una familia que me regala la paz que tanto anhelaba”, expresó con emoción.
Jóvenes llevando esperanza a las personas sin hogar. Crédito: Tengo Sed
Qué es “Tengo Sed” y cómo participar
Yoshio Tobías Oikawa, coordinador del apostolado, explica que Tengo Sed es un voluntariado católico en el que no es necesario ser creyente: basta con la buena voluntad de ayudar al prójimo.
Sobre su origen, contó que “el apostolado surgió de un grupo de amigos que se reunían todos los sábados para visitar el Hogar de la Paz con un solo fin: llevar el mensaje del Evangelio”.
Voluntarios de Tengo Sed en el Hogar de la Paz. Crédito: Tengo Sed
“Al principio éramos unos tres o cuatro, pero tan grande era nuestra fe y ganas de servir que igual íbamos sin importar el trayecto. A medida que pasaba el tiempo más personas se sumaban por la misma causa y con el mismo fin, y así se fue formando Tengo Sed”. explicó a ACI Prensa.
Finalmente, destacó que esta experiencia consiste en vivir la misión de Madre Teresa y de Jesús: “Es ver a los demás en Cristo, es ver en los ojos de cada hermanito y hermanita que Dios está presente en ellos. Estar allí es un verdadero regalo, porque no solo nos hace sentir mejores personas, sino que nos recuerda que aún hay fe y esperanza en este mundo”.
Victoria Sevilla resume así la experiencia del voluntariado: "Muchos piensan que vamos a dar algo nuestro, pero la verdad es que el regalo lo recibimos nosotros. Uno entra al Hogar y encuentra una paz difícil de describir, una paz que solo puede venir de Dios. Vas un día y ya no puedes dejarlo…".
“El que se transforma no es el residente, sino tú: ellos se convierten en tu familia, y entiendes que todos somos hijos de un mismo Padre, sangre de tu sangre y carne de tu carne”, aseguró.
Para Ruth Arrese, coordinadora de Tengo Sed, cada visita al Hogar de la Paz es “como una ventana al cielo: ves a Dios en los niños, en los abuelitos, en una sonrisa, en un gesto de ternura. Salgo de ahí con el corazón lleno, renovado y con más ganas de amar”.
En su experiencia, el voluntariado le ha enseñado que “la verdadera alegría está en darse, en salir de uno mismo para encontrarse con el otro. Es una experiencia que recuerda que somos instrumentos de un amor que nos supera”.
La visita del voluntariado se realiza todos los sábados de 3:30 p.m. a 6:00 p.m. Para más información puede ingresar a su cuenta de Instagram AQUÍ.
Una presentación musical en vivo que celebra la vida de Santa Teresa de Calcuta será la atracción principal el 6 de septiembre en el Music Center at Strathmore en Washington D.C., tras una exitosa presentación en el histórico Carnegie Hall de Nueva York.
El Papa Francisco añadió al calendario litúrgico de la Iglesia Católica, la fiesta del 5 de septiembre de Santa Teresa de Calcuta, como una memoria libre u opcional.