“Miren, no puedo hablar sobre el funcionamiento interno del cónclave, pero… puedo decirles de entrada que estoy acostumbrado, porque también perdí en 2013”, bromeó el Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York (Estados Unidos), ante un auditorio lleno en la Universidad de Fairfield, donde se presentó el 4 de septiembre para una charla titulada “Una velada con Timothy Cardinal Dolan: Reflexiones sobre el cónclave y el nuevo Papa estadounidense: León XIV”.
El Cardenal Dolan hizo más de lo que prometía el título con sus recuerdos, reflexiones y toques de humor. Primero recordó a todos el juramento que él y otros cardenales electores prestan de no revelar los detalles del cónclave, y luego compartió los aspectos que podía, centrándose en los pasos previos al cónclave y posteriormente en el Papa León XIV y sus tres predecesores, todo en su estilo erudito y colorido.
“Es imposible apreciar al Papa León sin, al menos, una mirada a los tres pontífices que le precedieron”, dijo el cardenal. En una charla previa sobre el cónclave, “tropecé con una hermenéutica que muestra una parte de la composición humana para describir a Juan Pablo, Benedicto y Francisco: a saber, el alma, la cabeza y el corazón”.
Y detalló cada uno.
Primero, el alma, al examinar el “¡No tengan miedo!” de San Juan Pablo II y lo que eso significó para las almas y la Iglesia. Después Benedicto, “un hombre que nunca fue tímido al recordarnos que la fe y la razón estaban íntimamente unidas, quien rescató la razón de la basura y la recicló, exaltando la predisposición humana a soñar, imaginar, pensar y reflexionar, conduciendo a esa nobleza instilada en nosotros en el mismo instante de nuestra creación”. Luego Francisco, con un “corazón que late con amor, ternura, humildad y misericordia. Este obispo de Roma de Argentina revisó ese corazón”.