En los pocos años desde que esta tecnología se volvió ampliamente disponible, observadores católicos y estudiosos de la IA han hablado en términos inequívocos contra la antropomorfización de los sistemas de IA, advirtiendo que la IA debe ser tratada sólo como la herramienta que es y no como un reemplazo de la verdadera interacción humana.
Bajo el pontificado del Papa Francisco, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) del Vaticano publicó en enero una nota sobre IA, Antiqua et nova, que advirtió que recurrir a la IA para relaciones humanas profundas, compañía o afecto, en lugar de fomentar conexiones genuinas con otros seres humanos y con Dios, corre el riesgo de reemplazar la relacionalidad auténtica con un “simulacro sin vida”.
Adentrarse demasiado en la compañía de la IA conducirá a una “una profunda y melancólica insatisfacción en las relaciones interpersonales, o un dañino aislamiento”, advirtió el DDF. Las relaciones humanas auténticas, que incluyen compartir el dolor, las necesidades y la alegría, cosas que la IA sólo puede simular, son indispensables para el desarrollo pleno de una persona, dijo el DDF.
Y el Papa León XIV, continuando el compromiso del Vaticano con la IA, ha abordado frecuentemente el tema durante su pontificado, enfatizando que la IA debe ser “una herramienta para el bien de los seres humanos, [y] no para disminuirlos, no para reemplazarlos”.
El auge de IA cada vez más “humanas” ha traído peligros reales: plataformas seculares de IA, como Character.AI, ya albergan a decenas de millones de usuarios que pasan horas diarias conversando con chatbots. En 2024, un adolescente de Florida se quitó la vida tras una interacción dañina con una “novia” de IA.
“Perdemos oportunidades preciosas para encontrar el amor de Dios a través de un encuentro humano empático cuando tenemos falsas expectativas sobre nuestras herramientas de IA”, dijo el sacerdote legionario Michael Baggot, profesor de Bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma.
Aunque cierto reconocimiento de cualidades humanas en las máquinas es natural, es vital recordar que, a diferencia de las máquinas, los humanos no sólo tienen libre albedrío sino también una capacidad única para la comprensión del significado y el pensamiento abstracto, dijo el padre Baggot, hablando a principios de este año con Catholic News Agency, agencia en inglés de EWTN News.
“Pueden parecer humanos y simular emociones humanas, pero carecen de una vida consciente interior. Los sistemas de IA pueden proporcionar información útil sobre pecados y virtudes, pero no saben lo que es luchar contra la tentación y encontrar liberación a través de la gracia”, señaló el P. Baggot.
Varios expertos adicionales en filosofía católica contactados por el Register expresaron un optimismo reservado sobre algunos aspectos de la “IA católica”, pero todos urgieron con fuerza precaución en el uso de la IA para personificar a los santos, advirtiendo que los católicos deben tener cuidado de no usar estos sistemas como reemplazo de la interacción humana genuina o la oración.
Steven Umbrello, director general del Instituto para la Ética y las Tecnologías Emergentes y becario investigador en la Universidad de Turín, quien ha escrito extensamente sobre la ética de la IA, dijo al Register que ve a Saint Chat como una innovación potencialmente valiosa, pero sólo como una ayuda de estudio que remite a los usuarios a las palabras auténticas de los santos.
Umbrello dijo que puede imaginar algunos casos de uso valiosos: los estudiantes podrían buscar citas directas de santos con referencias, y el sistema podría resumir preguntas controvertidas con indicios a escuelas de interpretación.
Sin embargo, tal sistema podría volverse moralmente problemático rápidamente si “personifica la voz viva de un santo, inventa consejos, o se usa para discernimiento, dirección o ‘charlas’ cuasi-devocionales que desplazan la oración y la vida sacramental”.
“Mantengan a las personas, con su capacidad para entender, juzgar, decidir y amar, en el centro, y mantengan a las máquinas en su lugar como instrumentos ordenados a la verdad y al bien común”, dijo Umbrello.
“Un santo puede interceder; un servidor no”.
Chad Engelland, profesor de filosofía en la Universidad de Dallas, dijo al Register que una IA alimentada con contenido católico sólido —como Magisterium— “ciertamente sería mejor” que una IA alimentada con fuentes generales de internet. Pero, haciendo eco de Umbrello, Engelland dijo que tal interfaz debería ser “modesta, llevándonos más allá de nosotros mismos hacia líderes vivos y los santos difuntos”.
“Es un deseo bueno y santo acercarse a los santos. Lo hacemos a través de la devoción a sus días de fiesta, sus reliquias, sus escritos, y sobre todo a través de la oración”, señaló.
Comentando sobre las diferencias entre diálogos de santos escritos por humanos y generados por IA, Engelland señaló que el diálogo filosófico está diseñado para atraer a los lectores y “transformarlos para mejor a pesar de ellos mismos”. Para hacer eso efectivamente, uno debe conocer el corazón humano “desde adentro”, dijo.
“La IA es una máquina que repite el habla. Puedes usar IA para regurgitar conocimiento de libros de texto, pero no puedes usarla como fuente de sabiduría. Si quieres consejo, busca a una persona orante y discerniente. Acude a tu sacerdote o a un amigo reflexivo. No busques sabiduría en un bot, aunque esté vestido con atuendo santo”, aconsejó.
“Si quieres encontrar al Venerable Fulton Sheen, mira sus programas de televisión, lee sus libros, visita su tumba; y, sobre todo, reza por él. No necesitamos un avatar de IA de Sheen. Sería entretenido pero no edificante. Podemos hacerlo mejor. Somos católicos. Nuestra fe ofrece comunión real con los santos”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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