Un arzobispo peruano ofrece una interesante reflexión sobre Santa Rosa de Lima, a quien la Iglesia Católica —fuera del Perú— celebra este 23 de agosto, y hace tres preguntas desafiantes a partir de la vida de la santa, cuyo ejemplo los fieles pueden seguir en el mundo de hoy.
Tras recordar que en el Perú la fiesta de la santa se celebra el 30 de agosto, el Arzobispo de Arequipa, Mons. Javier Del Río Alba, resalta que Santa Rosa de Lima no fue religiosa sino una laica “que se consagró como terciaria de la Orden Dominica y siguió viviendo en casa de sus padres, en cuyo huerto ocupó una pequeña habitación en la que pasaba largo tiempo en oración y penitencia”.
“Si bien tuvo no pocas experiencias místicas, eso no la alejó de este mundo sino que, por el contrario, se dedicó también a ayudar a los pobres y enfermos. Conocedora del amor de Dios, tuvo un gran celo por la salvación de las almas y por el anuncio del Evangelio”, subraya el prelado peruano en un artículo enviado a ACI Prensa este sábado.
“A través de la negación de sí misma y de una vida de oración y servicio a los más pobres y necesitados, en ella se cumplieron las palabras de Jesús: ‘Quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la encontrará’. Ella encontró esa vida eterna para la que todos hemos sido creados pero tan pocos la comienzan a experimentar en esta tierra”, destaca el arzobispo.
3 preguntas desafiantes
El arzobispo plantea, a partir de Santa Rosa de Lima, tres preguntas para que cada uno mire cómo está llevando su propia vida: