4 de diciembre de 2025 Donar
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Mons. Bochatey, el obispo argentino y agustino “amigo de los dos Papas”

Mons. Alberto Bochatey/ Crédito: Julieta Villar/ACI Prensa

En Argentina, la tristeza por la muerte del Papa Francisco todavía era inocultable cuando, en los primeros días de mayo de 2025, los obispos de la Conferencia Episcopal se reunieron en asamblea plenaria, y los sorprendió allí la fumata blanca que marcaba la elección del nuevo pontífice. Mons. Alberto Bochatey, obispo auxiliar de La Plata y miembro de la Orden de San Agustín, recuerda el momento con una claridad imborrable.

“Llegué y me senté en el último lugar. Dije: bueno, a ver quién es el Papa y me voy a dormir la siesta. Y cuando el cardenal dice: Robert Francis… No había tantos, era él”. Nada menos que su compañero de estudios, y quien por muchos años fue su superior general, el Cardenal Prevost, un hermano agustino, era el nuevo Papa.

“Por un momento quedé tildado, como decimos, al punto de no escuchar el nombre que había elegido: León XIV. Me quedé en shock. Y la primera reacción, me puse a llorar como un niño, una emoción… Y yo creo que en ese instante, humanamente hice el clic del paso de Francisco a León”, relata el prelado a ACI Prensa.

“Francisco fue mi Papa”

La muerte de Francisco había sido un golpe fuerte para los obispos argentinos. “Fue mi Papa”, sintetiza Mons. Bochatey al recordar a quien durante 12 años, “toda mi vida episcopal”, estuvo al frente de la Iglesia universal, con el especial detalle de haber sido un argentino. “Si bien a mí me nombró obispo el Papa Benedicto XVI, yo fui consagrado obispo el 9 de marzo, y el 13 de marzo salió elegido Francisco”, repasa.

Por eso, ante su partida, el obispo pensó: “Qué regalo tuve en mi vida de que, siendo obispo, el primer Papa con quien estuve, con quien aprendí, fue Francisco, que me conocía, y yo tuve la oportunidad de conocerlo a él también”, al tiempo que consideraba que tal cercanía había sido algo que “se da una sola vez en la vida”.

Mons. Bochatey con el Papa Francisco. Crédito: Cortesía Mons. Bochatey

Un hermano convertido en Papa

Sin embargo, las lágrimas de tristeza se transformaron pronto en emoción inesperada: el elegido era el Cardenal estadounidense Robert Prevost. “Fue una emoción muy, muy grande. Y bueno, vinieron los obispos a felicitarme: ‘¡Un agustino! ¡Uno de los tuyos!’. Y yo estaba tan acongojado de emoción que uno me dice: ¿Te sentís bien, querés un vaso de agua? Porque estaba realmente con esas lágrimas de alegría, de emoción, de decir: ‘No puede ser, ¿qué está pasando?’”.

En la comunidad agustina, aunque no se imaginaban que saldría elegido, sabían que tenía condiciones: “Tiene muchas cualidades para ser Papa”, pensaba Mons. Bochatey.

“Es un hombre joven todavía, en proporción a la edad del papado; sabe comandar, ha sido superior a los agustinos dos veces; ha recorrido el mundo literalmente, más de 90 países, algunos dos veces; habla cuatro idiomas, ha intervenido en diálogos con Iglesias difíciles como podía ser en Vietnam, en Laos, en lugares muy extremos; tiene experiencia misionera, tiene la experiencia de la Iglesia en salida, tiene la experiencia de la Iglesia pobre para los pobres”, enumera el prelado.

Robert Prevost en la Consagración Episcopal de Mons. Bochatey. Crédito: Orden de San Agustín

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“Todo lo que Francisco pide para la Iglesia, es lo que León vivió”

El obispo auxiliar de La Plata observa en la vida de León XIV un reflejo del plan de Francisco: “Pareciera que Francisco escribió lo que es la vida de León, ¿te das cuenta? Porque todo lo que Francisco pide para la Iglesia, es lo que León vivió. Dejó su comodidad de ser un cura inteligente de Chicago para irse a un pueblo de Perú con la gente más pobre, ni siquiera había agua corriente donde él estaba”.

“Yo pensaba que tenía todo para poder ser Papa. Pero esas cosas están en manos del Espíritu Santo”.

“El peor error que podría cometer León XIV es ser Francisco II”

“Por lo que uno ve en estos tres meses, la personalidad de León es diferente a la de Francisco. El peor error que podría cometer León XIV es ser Francisco II, ¿no? El padre Prevost era un hombre muy reflexivo, de pocas palabras, de pensar, escuchar y después tomar las decisiones”, mientras que “Francisco era un hombre hiperactivo, creativo, con coraje, de tomar decisiones que sorprendían”.

Mons. Bochatey y su familia con el Papa Francicso. Crédito: Cortesía Mons. Bochatey

Un hombre más formal

“El Papa León va muy despacio con sus determinaciones. Entonces yo no creo tanto en qué es lo que sigue o qué es lo que cambia, porque no podemos hablar de ningún cambio si no tenemos en cuenta su personalidad. Es un hombre más formal, es norteamericano, si bien tiene muchos años de vida en Latinoamérica, en el Perú… En Argentina nos hemos olvidado de una palabra muy importante, que es la formalidad. Pero en el mundo hay otra cultura y el Papa León pertenece a esa otra cultura”.

Con León “cada momento tiene su pequeña formalidad, su estilo. Pero yo creo que no le va a costar en absoluto seguir con las propuestas de Francisco”.

Un padre y un hermano: Francisco y León

Al Papa Francisco, “lo conocí cuando yo trabajaba acá en la UCA [Pontificia Universidad Católica Argentina], como director del Instituto de Bioética, y él me nombró el portavoz de él para los temas de bioética, sexualidad… eran los tiempos de la clonación, los temas en discusión sobre el preservativo, el sida, eran aquellos años del tema de fecundación in vitro que comenzaba a hacerse popular, entonces siempre tuve una relación con Francisco muy humana, muy cálida, profundamente religiosa, pero laboral, digamos. Siempre por trabajo, aunque siempre había alguna palabra, una broma, porque Francisco tenía ese humor siempre… no podía faltar”. Su relación “siempre fue de sacerdote-obispo”, resume.

“En cambio con León XIV he tenido una relación más de compañerismo, de hermanos, convivir en la misma comunidad. Cuando éramos jóvenes sacerdotes, los fines de semana en el convento donde vivíamos, que éramos como 50 frailes, no había personal, así que había que poner los platos, levantar la mesa, lavar los platos, preparar la cena, calentar la comida, qué sé yo, y hacíamos equipos, y más de una vez me tocó trabajar con él lavando los platos, cosas por el estilo de la vida cotidiana”, relata.

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También conserva recuerdos de los momentos de estudio y recreación: “Si bien el Papa siempre fue un excelente estudiante, fue un brillante estudiante en su carrera, al mismo tiempo no era un nerd, era un hombre muy simpático, un hombre deportista, que podía salir a comer una pizza, íbamos a una procesión, a una fiesta litúrgica en otro lugar, tenía mucha sensibilidad por los temas latinoamericanos, desde el principio”.

Mons. Bochatey en su visita al Papa León XIV. Crédito: Cortesía Mons. Bochatey

Un agustino especial

En la comunidad agustina “estamos todos muy contentos, porque además es un agustino especial, porque al haber sido superior tantos años, todos lo conocemos, él tuvo relación con todos, estuvo en casi todos los países”, puntualiza.

En 2013, León XIV viajó a Argentina, donde participó en la consagración episcopal de Mons. Bochatey, en la parroquia San Agustín de la Ciudad de Buenos Aires. “Él era General de los Agustinos, estaba en Roma. Vino porque era el superior y además era mi compañero”, atesora. 

Ese mismo año, agrega, “él termina como general de los agustinos y todo el mundo pensó: bueno, se quedará en Roma, va a poder volver a Estados Unidos, de donde era él. Sin embargo, pidió volver a Perú. Él quería volver a Perú, quería la misión. Él tenía claramente un amor pastoral por ese pueblo y estaba enraizado realmente ahí”, destaca.

Prioridades y desafíos

El primer desafío para León XIV, afirma el obispo argentino, “es hacer evolucionar, pasar la hoja en el buen sentido, de seguir adelante con el libro de la vida que escribió Francisco y los papas anteriores”. 

Entre sus prioridades, ubica dos temas: “Él ya lo ha dicho desde el primer día, el tema de la paz y el tema de la inteligencia artificial, o sea, el posmodernismo, el post-humanismo donde ya estamos”.

“El mismo hecho de haber elegido el nombre de León XIV nos habla de que recuerda a León XIII, que llevó a la Iglesia al siglo XX, llevó a la Iglesia después de la revolución industrial, y sobre la doctrina social. Él va a hacer lo mismo un siglo más tarde. Así como León XIII habló sobre las máquinas, la industrialización, la crisis del carbón, etc., ya el Papa nos está insinuando hablar de la inteligencia artificial, la revolución del trabajo de estos tiempos, así que yo creo que sin duda esos son los grandes desafíos que él mismo ya ha dicho”.

Junto con esto, señala el prelado, “viene toda la post-cultura, estamos en un mundo cultural diverso, un paradigma cultural totalmente distinto, hasta los mismos políticos no saben cómo comportarse, la televisión ya no tiene el valor de antes, está el streaming, ya la gente no va al cine, tiene Netflix, es todo un cambio rapidísimo donde, sin duda, también la evangelización, la propuesta de Cristo vivo también tiene y necesita nuevas formas”, reconoce.

Mons. Bochatey en su visita al Papa León XIV. Crédito: Cortesía Mons. Bochatey

“Si te toca pensar algún nombre, pensá en Agustín”

El vínculo personal sigue vigente. Antes de comenzar el cónclave, el obispo le envió un mensaje al Cardenal Prevost: “Le dije: te saludo, porque ya vas a entrar el cónclave, antes que te saquen el teléfono como los niños en la escuela. Si te toca pensar algún nombre, pensá en Agustín, como agustinos que somos”.

Ya elegido Papa, lo recibió en Roma: “Él me concedió una entrevista un rato, una mañana y pudimos charlar. Me dijo, ‘tengo media horita’, y nos quedamos 45 minutos. Fue muy emocionante… ¿Te imaginás tener un hermano tuyo, un compañero, un amigo… Papa? Verlo vestido de blanco en el Vaticano, y además esperarlo sabiendo que no iba a entrar Francisco sino él, fue muy fuerte”.

Al saludarlo, “yo le dije: ‘No sé cómo decirte, si Robert o León’, y me respondió: ‘No sé, ese es problema tuyo’”, recuerda entre risas Mons. Bochatey, el amigo de los dos Papas.

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