Durante años, Luisa Lomelí creyó haber hallado en la llamada “Nueva Era” un camino hacia la paz. Sin embargo, se adentró en un universo de prácticas que combinaban energías y símbolos, hasta el punto de que, según confiesa, llegó a “consagrar a Satanás” a las familias que acudían en busca de su ayuda.
En entrevista con ACI Prensa, cuenta que cuando comenzó en el ocultismo se encontraba en una época complicada en su vida. “Yo estaba buscando a Dios, yo buscaba sanarme. Por eso me metí, siendo católica, a esto. Yo buscaba sanarme (…) me sentía muy mal, estaba con muchos problemas emocionales y yo buscaba ayuda”.
Su primer acercamiento fue el feng shui, una práctica china que asegura encontrar corrientes positivas y negativas en casas o edificios. Esto, confiesa, le dio una sensación de equilibrio. Durante una década, Lomelí impartió cursos y recomendó otras vías: yoga, constelaciones familiares, reiki, sanación pránica, lectura de cartas, numerología, angelología.
“Yo no sabía que era algo malo, porque yo sanaba: yo sanaba casas, sanaba personas; según yo, les hacía el bien. A mí me contrataban para hacer el bien y yo nunca me imaginé que hacer el feng shui o hacer una sanación los estaba consagrando a Satanás”, dijo.
Aunque Luisa comenta que sintió alivio al principio, pronto su vida se tornó en algo inquietante. “Nunca pensé que en lugar de sanarme me fuera a dar más y más problemas”, lamentó.