El odontólogo español Pep Borrell Vilanova tiene un hobby poco común: ser, como él mismo afirma, un “instrumento de Dios” para cambiar las estadísticas sobre el matrimonio. ¿Su método? Predicar con el ejemplo y compartir un mensaje esperanzador: el amor no se acaba si se trabaja y se cuida.
Autor del libro Bailar en la cocina: el secreto de los matrimonios que disfrutan y Novios 100%. Cómo tirar la caña con acierto, lleva años dando conferencias y ofreciendo consejos a través de su perfil de Instagram @pepborrellv —donde tiene más de cien mil seguidores—, para disfrutar del matrimonio.
En concreto, su libro Bailar en la cocina está dirigido a aquellas parejas que llevan años casados y que con el paso del tiempo parecen haber perdido la ilusión y simplemente “se aguantan y van tirando, pero no se lo pasan bien”.
Pep Borrell durante una conferencia con jóvenes. Crédito: Instagram/ @pepborrellv
Cuando trabajas el amor, el sentimiento regresa
“Mi mensaje es que, cuando trabajas el amor, el sentimiento regresa. Tenemos que dar ejemplo de familias y matrimonios que disfrutan, y transmitir alegría, que es lo que más falta hace en este mundo”, asegura.
Con la convicción que le caracteriza, Borrell —padre de cinco hijos y abuelo de cinco— desgrana en conversación con ACI Prensa algunos de los consejos y anécdotas personales, tan realistas como divertidas, que incluye en su libro sobre la vida matrimonial.
Lamenta que, con demasiada frecuencia, “hacemos chistes malos y bromas tontas sobre el matrimonio, y cuando alguien quiere casarse con 22 años, le dicen: ‘tú estás loco’”. Para Borrell, es urgente revertir esta visión, “porque es la decisión más importante” en la vida de una persona y la vocación de la gran mayoría, a la que —denuncia— “dedicamos mucha menos atención que a nuestra formación profesional o incluso a la deportiva”.
Aun así, aclara que las estadísticas sobre el matrimonio, aunque desalentadoras, no siempre reflejan la realidad. En España, se repite que más del 50% de las uniones terminan en divorcio. “No es cierto”, afirma tajante. Explica que ese porcentaje “incluye cualquier unión legal registrada, de cualquier tipo, y no únicamente matrimonios”.
Compartir la fe en el matrimonio
Aunque su libro también está dirigido a quienes no comparten la fe, el autor reconoce que no puede “hablar de felicidad, de un matrimonio que se disfruta, sin hablar de Dios”. Y lo explica con una frase contundente: “No es el amor el que salva nuestro matrimonio; es el sacramento del matrimonio el que hace crecer nuestro amor”.
“Creo que es fundamental compartir la fe en el matrimonio”, afirma Borrell, quien lamenta que, a veces, se presente como un conjunto de normas, cuando “ser católico es muchísimo más que eso”. En su opinión, la clave está en “hablarlo a fondo”, conocer lo que piensa el otro y hacerlo siempre desde el respeto.
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“Los cristianos sabemos que no hay Pascua sin cruz. Sabemos que las dificultades se pueden ofrecer, y que de un mal Dios saca un bien mucho mayor. Esa es una idea esencial en el matrimonio y en la vida misma”, subraya.
Recuerda que no todo en la vida es “bailar”: también hay días grises. “En los días malos, yo aconsejo acostarse temprano y ofrecerlos; eso tiene un potencial increíble. La fe es fundamental en mi vida, y por eso quiero transmitirla. El Evangelio lo dice: si yo encuentro esa perla, no puedo guardármela. Es como cuando descubres un restaurante que te encanta: tienes que contarlo. Si tenemos la solución a todos los males del mundo y nos quedamos callados… creo que ese es el gran problema: la omisión”.
Confundir el amor con el enamoramiento
Borrell identifica la raíz de muchos problemas matrimoniales: confundir el amor con el enamoramiento y el sentimiento con el compromiso de amar. “Yo me puedo comprometer a amar, pero no me puedo comprometer a sentir. Esa es la idea fundamental”, afirma.
Explica que, en el matrimonio, el compromiso que asumen los católicos es profundo y exigente. “Sin embargo, la atracción y el enamoramiento son puro sentimiento, y el sentimiento va y viene”.
“Puedes enamorarte cada día: de tu esposo, o de otra persona. Porque el enamoramiento es un sentimiento que luego pasa por la cabeza, y ahí puedes decidir si te conviene o no. Ese es el gran problema y mucha gente no lo ve. Se habla mucho de sexualidad, pero muy poco de afectividad. Entregamos el cuerpo mucho antes de conocer realmente al otro, y eso lleva a confundir el sentimiento con la voluntad de amar”, advierte.
Borrell añade que, cuando el amor madura, “el sentimiento vuelve, y con él la atracción”, siempre que se cultive y se cuide “sin dejar de lado detalles importantes: no abandonarse, estar atento a lo que le gusta o le disgusta al otro” o procurar verse lo mejor posible por el bien de la relación”.
“El amor no se termina nunca”
“Mucha gente me dice: ‘Ya no siento nada por ella, ahora siento por otra persona. Después de 15 años y cuatro hijos, he dejado de sentir’. Mi respuesta es clara: esfuérzate. Trabaja el amor y el sentimiento volverá. El amor no se termina nunca. Lo que ocurre es que lo descuidamos y lo reducimos a lo superficial y sentimental, matamos el amor. Pero si lo cultivas con sacrificio, voluntad, inteligencia y el deseo sincero de hacer las cosas bien, el sentimiento regresa. Te lo aseguro”.
Las pequeñas cosas del día a día
Entre los consejos que Borrell comparte en su libro para lograr un “matrimonio alegre”, hay uno que —admite— requiere especial dedicación: dejarse amar. “Hasta que no escribí el libro no lo valoraba. Siempre pensaba en lo que debía hacer por el otro, pero es fundamental dejarse querer, sobre todo cuando más nos cuesta”.
Recuerda que muchas veces se mide el éxito matrimonial por gestos extraordinarios: “Está bien hacer un viaje, una salida, ir a un buen restaurante o una escapada. Pero lo importante es el día a día: cada pequeño detalle, cada gesto cotidiano. Estar siempre atento a lo que quiere el otro, a lo que necesita, a lo que le haría ilusión. Si los dos estamos en la misma onda, es espectacular”.
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También subraya la importancia de evitar “las discusiones inevitables” y que los enfados “ni se alarguen ni se enquisten”, aunque reconoce que “cada uno tiene su proceso”.
Para los novios, lo tiene claro y siempre repite tres consejos: hablar mucho, rezar juntos y tocarse poco. “No te puedes casar sin haber hablado a fondo de cinco temas: la fe, los hijos, su educación, la familia política y el trabajo”, recalca.
Pep Borrell junto a su mujer Mercé y sus nietos. Crédito: Instagram/ @pepborrellv
Un amor que viene de Dios
Al citarel libro Matrimonio, la gran invención divina, de su amigo José Fernández Castiella, recuerda que “el matrimonio no es cuestión de consejos o tips, sino el firme convencimiento de amar a una persona con un amor que nos trasciende”.
“Es decidir que vas a querer a esa persona para siempre, pase lo que pase. Por eso es clave saber a quién me entrego y quién se entrega a mí. La boda se celebra tanto porque es una entrega sin condiciones: quererse pase lo que pase, y eso es una pasada”, afirma.
Sin ignorar que pueden surgir problemas graves, que aconseja afrontar con ayuda de especialistas, insiste en que el matrimonio “es la firme voluntad de algo que nos supera, un amor que viene de Dios, un sacramento que me dará la gracia para que esto funcione”.
“Es algo increíble que a la gente le descoloca. Un matrimonio de verdad es muy difícil, pero con la gracia todo es posible”, asegura Borrell a ACI Prensa.
En los próximos meses, planea viajar a Sudamérica junto a su esposa Mercé —de quien se enamoró a los 17 años— para compartir la alegría del matrimonio en diversas conferencias. Y confiesa, con humor, que incluso se ha convertido en “celestino”, pues varias parejas se han comprometido gracias a su cuenta de Instagram.
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