Cerca de 50.000 personas se han visto desplazadas de sus comunidades durante las últimas semanas, en medio de los “ataques brutales” desencadenados por grupos yihadistas con vínculos con el Estado Islámico en la provincia de Cabo Delgado, en Mozambique.
En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), la hermana Aparecida Queiroz, de la Congregación de las Hijas de Jesús, “entre el 20 y el 28 de julio, la diócesis de Pemba se vio particularmente afectada por la nueva ola de ataques brutales, especialmente en los distritos de Chiúre, Ancuabe y Muidumbe”, en la costa norte del país africano.
“Los ataques también fueron muy intensos los días 6 y 7 de agosto, con incidentes registrados en los distritos de Palma, Meluco y Quissanga", añadió.
De acuerdo a un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), los desplazados en las últimas semanas suman “al menos 46.667 personas”.
A la ola de violencia se suman “una serie de emergencias superpuestas en el país”, señala OCHA, que apunta a brotes de enfermedades y crisis climática en la región.
El organismo de las Naciones Unidas estima que los desplazados en la zona suman más de 95.000 desde enero de este año.