Desde la cima del monte Tabor, en donde el Señor Jesús se transfiguró ante los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, la Custodia de Tierra Santa (CTS) celebró una Misa solemne, oficiada por Fray Francesco Ielpo.
La homilía giró en torno al Evangelio del día, que narra el episodio de la Transfiguración: “Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a un monte alto, y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestidos blancos como la luz. En esto se le aparecieron Moisés y Elías hablando con Él”. (Mt 17, 1-3).
Fray Ielpo, nuevo Custodio de Tierra Santa, dijo que en aquel glorioso acontecimiento, Jesús mostró a sus discípulos su destino definitivo y también el suyo propio.
“Es como si el Señor, conociendo las dificultades del viaje, les ofreciera un momento de luz, un anticipo del paraíso”, dijo el Custodio. “Porque el camino del discípulo siempre pasa por la cruz, pero no termina en la cruz. Va más allá. Va hacia la gloria”, agregó.
El franciscano aseguró que todos los católicos pueden verse reflejados en los apóstoles que presenciaron la Transfiguración de Jesús, reconociendo que “necesitamos momentos de luz, de belleza y de consolación para poder continuar el viaje”.