Guitarras, mochilas, cantos y banderas se mezclan estos días en la gran avenida de Roma, la Vía della Conciliazione, que lleva a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. En este gran santuario al aire libre, cada país aporta su cultura, su ritmo, su música y su alegría.
En medio de ese mar de entusiasmo, un pequeño grupo de jóvenes católicos de Estocolmo espera su turno para la peregrinación con rosarios entre las manos.
“Estamos muy felices, muy agradecidos por esta oportunidad”, cuenta Raffaella, una de las participantes del grupo. “Ver al Papa de cerca, poder agradecerle por aceptar guiarnos, por estar con nosotros… eso es muy importante”, explica.
Llegaron a Roma el domingo y han participado en las actividades jubilares junto a miles de peregrinos de todo el mundo. La joven reconoce que en pocos días ha hecho amigos de Brasil, Filipinas o Nigeria.
“Estar aquí, con tantos otros jóvenes católicos, nos inspira”, explica Grace, otra de las participantes. “Nos da más fe en Jesús, nos ayuda a conocer más la Iglesia y a sentir que no estamos solos”, afirma.