Las calles de Roma se han transformado este lunes en un mosaico de culturas, idiomas y colores en el que los jóvenes lo desbordan todo con su alegría. Desde primeras horas del día, grupos de peregrinos procedentes de todos los continentes llenan las plazas, iglesias y avenidas cercanas a San Pedro con cantos, oraciones y abrazos que traspasan fronteras.
Es el Jubileo de los Jóvenes que deja en cada rincón una estampa única: guitarras improvisando alabanzas; jóvenes rezando en voz baja junto a las fuentes o grabando videos para compartir su fe en redes sociales; peregrinaciones hasta la Puerta Santa de San Pedro. Todo en medio de una atmósfera festiva, pero profundamente espiritual.
Desde París, una comunidad de jóvenes vietnamitas también se ha hecho presente. “Yo nací en una familia católica, en Vietnam, y ahora estudio en Francia”, explica Bao Lee, uno de los participantes, de 33 años. Él forma parte del grupo organizado por la comunidad vietnamita en la capital francesa. “Cada vez que hay un evento como este, como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), venimos juntos. Es una tradición. Siempre organizamos un grupo para participar. Es parte de nuestra identidad como Iglesia”, expresa.
Algunos de ellos nacieron en Vietnam, otros ya en Francia. Pero comparten fe, cultura y una fuerte convicción eclesial: “Tenemos nuestra parroquia, nuestro sacerdote y venimos juntos como una sola familia”.
“Estamos aquí para decir que creemos, que caminamos y que soñamos con un mundo mejor”, dice otro joven brasileño que se acerca espontáneamente. Su grupo acaba de comenzar la peregrinación por la Vía de la Conciliación hasta la Puerta Santa de la Plaza de San Pedro y no quiere perdérselo.