“La Virgen del Carmen lo es todo”: la devoción que sobrevivió a la guerra en un barrio de Madrid

Durante los días previos a la fiesta, la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Chamberí empapela el vecindario con carteles que anuncian todos los actos programados para esta celebración tan esperada por los vecinos. 

Tras el Quinario —los cinco días dedicados a la oración y veneración de la Virgen—, la tarde de este 16 de julio se reza el Rosario y se celebra Misa, antes de dar paso a la esperada procesión, el acto culminante de la jornada.

La ceremonia tiene lugar en la iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel —la parroquia de Chamberí—, un imponente templo que alberga la bella imagen que recorre sus calles en procesión.

 

A pocas horas de que comiencen los actos, Lourdes Ferreiro, presidenta desde hace siete años de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Chamberí, explicó a ACI Prensa los orígenes de esta asociación y el significado de la devoción popular. 

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), el templo quedó totalmente destruído, por lo que la documentación de la Cofradía y la imagen de la Virgen se perdieron. “No sabemos si la prendieron fuego o robaron, no sabemos exactamente qué ocurrió”, lamentó. 

De hecho, las procesiones se suspendieron desde 1931 a 1939, exceptuando el año 1935, que se realizó con un permiso especial, según detalló el sitio oficial de la parroquia de Chamberí. En 1991, un grupo de vecinos decidió refundar la asociación. Entre ellos se encontraba Mari Carmen González, vicepresidenta de la actual Cofradía, a sus 81 años. 

“Para la procesión de 1992 pidieron una talla y una carroza, y como en Madrid hay seis hermandades del Carmen, pues se las prestaron”, precisa Ferreiro. La imagen que procesiona actualmente se realizó al año siguiente, en 1993.

Aunque lamentó que durante la pandemia del covid fallecieron muchos cofrades, afirmó con esperanza que, cada 15 de julio, se incorporan nuevos, incluso bebés. “A mi me encanta que los padres hagan cofrades a sus hijos”, señaló Lourdes, remarcando la relevancia de que esta tradición se herede entre generaciones. 

La “fe de la calle”

Destacó también que las procesiones cuentan con un gran número de participantes, incluso de gente que vive fuera de Madrid: “Muchas de estas personas no suelen ir a la iglesia, pero cuando sacamos la imagen, la gente sí que tiene fe, y si en la calle les brota una oración a la Virgen, para mí bienvenida sea”, subrayó.

Uno de los momentos más conmovedores de la procesión, revela Ferreiro, es al atravesar la residencia para mayores de BalleSol, en la calle Juan de Austria. “La verdad es que es un amor ver a esos viejecitos en la puerta, que están emocionadísimos de ver a la Virgen tan de cerca una vez al año”.

“Con qué emoción ven a la Virgen, con qué emoción se turnan cada año para ofrecerle un ramo de flores…eso es maravilloso, la ilusión de los ancianos ya merece la pena”, agregó.

“La Virgen del Carmen lo es todo, es nuestra Madre”

Teresa y su marido Antonio no pueden contener las lágrimas al expresar lo que la Virgen del Carmen significa para ellos. A las puertas de la parroquia, donde varios vecinos ayudan a vestir con flores la carroza de la Virgen, explicaron que Nuestra Señora del Carmen “lo es todo” para ellos. 

Especialmente para Teresa, nacida en el pueblo de Molina de Aragón, el municipio de Guadalajara donde las fiestas del Carmen, con los característicos soldados de la Cofradía Militar de la Virgen, son las más esperadas del año. 

Emocionada por no poder participar en las fiestas de su pueblo, asegura que encuentra consuelo en la parroquia de Chamberí: “La Virgen del Carmen es todo, es nuestra Madre. Es mi raíz, a la que acudo cuando tengo algún problema. Toda mi vida ha estado en torno a ella, desde que éramos pequeños. Al nacer, mi madre nos hacía hermanas del Carmen, y siempre llevábamos nuestro escapulario”, relató Teresa a ACI Prensa. 

Precisamente sobre la fe de los vecinos del barrio reflexionó en conversación con ACI Prensa su párroco, D. Carlos Nerón Romero: “Es una fe muy tradicional, muy arraigada y sacramental. Es un barrio donde se practica y se vive la fe. De hecho, en la iglesia hay bastantes Misas y se llenan también de jóvenes”.

“En Chamberí la gente tiene fe”, concluyó el sacerdote que lleva tres años al frente de esta parroquia.