A una semana de que el presidente Volodímir Zelenski despojara de la ciudadanía al líder de la Iglesia ortodoxa ucraniana, el metropolitano Onofre, el gobierno de Ucrania acelera el proceso legal para disolver esta institución religiosa, a la que acusa de mantener vínculos con el Patriarcado de Moscú.
El Servicio Estatal de Ucrania para la Etnopolítica y la Libertad de Conciencia (DESS por sus siglas en ucraniano) concluyó esta semana en un informe publicado el martes que la metrópolis de Kiev de la Iglesia ortodoxa ucraniana presenta signos de afiliación con la Iglesia ortodoxa rusa.
Los próximos pasos
La decisión del DESS, se basa en la polémica Ley 3894, aprobada recientemente por el Parlamento ucraniano, que modificó la legislación sobre libertad religiosa y vetó el funcionamiento de organizaciones religiosas vinculadas a entidades extranjeras prohibidas en Ucrania, como es el caso del Patriarcado de Moscú.
El procedimiento, tal como lo estipula la ley, otorga a la Metrópolis de Kiev un plazo de 30 días para responder, presentar objeciones y demostrar que ha eliminado los signos de afiliación. Si no lo hace, el DESS deberá interponer una demanda judicial para su disolución forzosa.
En ese caso, todos sus bienes no litúrgicos serán confiscados por el Estado, mientras que los templos y objetos de culto se transferirán a otras comunidades religiosas, previsiblemente a la Iglesia ortodoxa de Ucrania, reconocida por el Patriarcado Ecuménico.