Cardenal chileno anima a candidatos presidenciales a hacer de las elecciones “una clase magistral de humanidad”

Dirigiéndose a los candidatos, en primer lugar, el Cardenal los felicitó por participar en política, ya que en una sociedad marcada por el individualismo y la indiferencia, “ustedes con decisión y valentía están en la esfera pública para optar al sitial del próximo Presidente de la República”. 

También destacó la valentía de ellos, “dado que la actividad más desprestigiada en Chile y la que goza de menos confianza en la ciudadanía es la esfera política”, realidad que están llamados a revertir.

Lo que está en juego, señaló, es el bien común, “es decir aquellas condiciones sociales, económicas y espirituales que permiten que las personas se desarrollen como tal y alcancen su máxima realización”, y advirtió que del accionar de las instancias políticas “pende en gran medida la solidez de la democracia y del estado de derecho”.

Por ese motivo, consideró vital fortalecer los partidos políticos, en un entorno “muy complejo, extremadamente crispado y a veces violento, todo ello en medio de un proceso de fragmentación social muy doloroso”. 

El purpurado añadió otra motivación a su carta: animarlos a ser referentes para los jóvenes, en un escenario en el que la educación en el país “se ha ido empobreciendo”, donde ha crecido la violencia en los establecimientos educativos, y la sociedad está marcada por el consumo y el éxito fácil e instantáneo; sumado a que la familia “está cada vez más desintegrada”.

Ante todo esto, el Cardenal llamó a los políticos a “que hagan de las primarias de junio y de las elecciones de noviembre una clase magistral de respeto a la dignidad del ser humano, de educación cívica, de amor a la patria”.

“¡Los jóvenes no pueden esperar!”, exclamó, animándolos a ser “dignos de imitar” por el respeto a las ideas de los demás y el diálogo.

“Las elecciones están llamadas a convertirse para los candidatos en un gran espacio para sacar lo mejor del ser humano como el uso de un lenguaje adecuado, el respeto irrestricto al adversario político, la escucha atenta de la posición del otro, el debatir con ideas y no descalificaciones, evitar las ironías que humillan al adversario”, insistió.

“Los animo a que estas elecciones sean una clase magistral de humanidad y de civilidad. Haciendo ver que es posible aspirar como país a una cultura superior”, sostuvo. 

“No sean los protagonistas y menos los activistas de una contienda irrespetuosa, llena de odiosidades y maledicencias. Pregúntense si con esta palabra están contribuyendo a generar un clima de respeto o no; si están contribuyendo a que la ciudadanía haga un discernimiento sereno para elegir a su candidato, o están promoviendo las odiosas divisiones que en Chile han terminado muy mal”, aconsejó. 

“Nunca nos olvidemos que antes de ser de tal o cual partido, de tal o cual coalición, de pensar de tal o cual manera, somos seres humanos cuya dignidad no puede quedar herida bajo ningún pretexto”, recordó.

“Qué bien le haría al país si, además, introducimos la fraternidad como un elemento central en la vida política y pública”, anheló el arzobispo, destacando que “los valores propios del ser humano que busca, en virtud de su naturaleza, aspirar a la verdad y la justicia, al bien común y a la paz deben animar toda candidatura”.

Finalmente, a los candidatos que se declaran católicos, los animó especialmente a que “con claridad y sin ambigüedades”, hagan ver que los valores del Evangelio y las enseñanzas de la Doctrina social de la Iglesia son el fundamento de su actuar.