El Obispo de San Bernardino, California, Mons. Alberto Rojas, instó el martes a las autoridades estadounidenses a cesar en el estado los arrestos agresivos de inmigrantes, y pidió una aplicación de la ley migratoria que “respete los derechos humanos y la dignidad humana”.
Esta petición llega mientras el gobierno federal, bajo la presidencia de Donald Trump, continúa su amplio esfuerzo para arrestar y deportar a inmigrantes no autorizados en California y en el resto del país.
California ha sido el epicentro de gran parte de la aplicación de esta ley. El Pew Research Center estimó el año pasado que el estado alberga a 1.8 millones de “inmigrantes no autorizados”, la cifra más alta de cualquier estado del país.
Mientras tanto, el gobierno federal se ha jactado de sus redadas migratorias en el estado, describiendo en comunicados de prensa los arrestos de los “peores de los peores inmigrantes ilegales delincuentes” en Los Ángeles y criticando duramente a los que denominó “políticos santuario” en estados como California, quienes “trabajan para obstaculizar” la labor de los agentes de inmigración.
El mes pasado, el asesor de Trump, Stephen Miller, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, supuestamente presionaron a los agentes de ICE para que arrestaran a 3.000 personas al día. Según Forbes, “la administración Trump se ha fijado internamente la meta de deportar a un millón de personas durante su primer año”.