Haití, el país más pobre del continente americano, sufrió hace 15 años un terrible terremoto en el que fallecieron más de 250.000 personas. Desde entonces es como un enfermo moribundo que no consigue curarse. Hoy vive asolado por la violencia de las bandas.
Pero incluso en medio de la desolación más brutal, brotan las vocaciones. Como la de Jiergue Stanley que quiso ser sacerdote desde muy pequeño: “Todos mis recuerdos son con esta semillita en el corazón que iba creciendo, creciendo y creciendo…”, explica en conversación con ACI Prensa.
Ahora se está preparando para uno de los momentos más importantes de su vida: este viernes será ordenado presbítero en la Basílica de San Pedro por el Papa León XIV. “Recibí la noticia con lágrimas en los ojos, pero de alegría. Nunca lo hubiera esperado Para mí es la prueba de cómo Dios va actuando en la vida de uno. Él tiene un plan perfecto. Solo hay que confiar”, explica este joven de 35 años que ha viajado por primera vez a Roma para el Jubileo del Clero.
Tenía 20 cuando la tierra se partió en dos. “Fue muy difícil. Perdí a mi único hermano. Era un recién nacido, apenas tenía como 11 días…”, reseña sin querer entrar en el pozo de dolor que dejó en su familia la tragedia.
A pesar de todo, su fe no tambaleó. “Ya era monaguillo, servía en el altar y tras el terremoto rezaba con más perseverancia”, recuerda.