El nombre de Cristo, “sólo aparece dos veces, y ambas sólo de pasada”, observa Boff.
Clodovis dijo que los obispos “declaran” y “con razón, que quieren una Iglesia que sea ‘casa y escuela de comunión’, y, además, ‘misericordiosa, sinodal y en salida’” y dice que “una Iglesia que no tiene a Cristo como su razón de ser y hablar, no pasa, en la expresión del Papa Francisco, de una ‘ONG piadosa’”.
“¿Pero no es por ahí por donde va nuestra Iglesia? Menos mal es cuando, en vez de irse hacia los sin religión, los católicos se hacen evangélicos. En todos los casos, nuestra Iglesia pierde sangre. Lo que más se ve por ahí son iglesias vacías, seminarios vacíos, conventos vacíos”, relató el fraile.
“En nuestra América, ya siete u ocho países no cuentan más con la mayoría católica. El propio Brasil se encamina a ser ‘el mayor país ex-católico del mundo’, en palabras de un conocido escritor patrio”, dijo el religioso refiriéndose al dramaturgo, escritor y periodista Nelson Rodrigues. “No parece, sin embargo, que esa caída continua preocupe tanto a los venerables hermanos”.
El religioso incluso dice que el mensaje del Celam afirma que la Iglesia en América Latina “sigue latiendo con fuerza” y que existen “semillas de resurrección y esperanza”, y pregunta: “Pero, ¿dónde están, queridos obispos, esas ‘semillas’? No parece que estén en lo social, como ustedes podrían imaginar, sino en lo religioso. Están especialmente en las parroquias renovadas, así como en los nuevos Movimientos y Comunidades”.
“Todas esas expresiones de espiritualidad y evangelización” son “la parte eclesial que más llena nuestras iglesias (y el corazón de los fieles)”, escribió. “Es ahí, en ese semillero espiritual, donde está el futuro de nuestra Iglesia. Señal elocuente de ese futuro es que, mientras en lo social, actualmente, casi sólo se ven ‘cabezas blancas’, en lo espiritual se constata la carrera en masa hacia allí de los jóvenes de hoy”.
“Sin el fermento de una fe viva, la propia lucha social acaba pervirtiéndose: de liberadora se vuelve ideológica y finalmente opresora”, subrayó Boff. “Es la lúcida y grave advertencia que hizo San Pablo VI (en la Evangelii nuntiandi. 35,2) a propósito de la ‘teología de la liberación’ entonces naciente (advertencia de la cual esa teología, por lo que parece, no sacó provecho alguno)”.
¿Hacia dónde quiere el Celam “llevar nuestra Iglesia”?
“Queridos hermanos mayores, permítanme preguntarles: ¿Hacia dónde quieren llevar nuestra Iglesia?”, pregunta Clodovis. Los obispos “hablan mucho del ‘Reino’, ‘pero ¿cuál es el contenido concreto de su ‘Reino’?”, pregunta el fraile en su carta abierta.
“Ya que hablan tanto de construir la ‘sociedad justa y fraterna’ (otro de sus estribillos), puede pensarse que esa sociedad sea el contenido central del ‘Reino’ evocado. No ignoro el grano de verdad que hay ahí. Sin embargo, del contenido principal del ‘Reino’, es decir, del Reino presente, tanto en los corazones hoy, como en la consumación mañana, los reverendísimos nada dicen”, observó.
“En su discurso, no se ve ninguna escatología. Es verdad: ustedes hablan dos veces de ‘esperanza’, pero de un modo tan indefinido, que, dado el sesgo social de su mensaje, nadie, al oír tal palabra de sus bocas, levanta los ojos al cielo”.
“¿Por qué ese pudor de hablar, alto y claro, como hicieron tantos obispos del pasado, del ‘Reino de los cielos’ (y también del ‘infierno’), de la ‘resurrección de los muertos’, de la ‘vida eterna’ y de otras verdades escatológicas, que ofrecen tan grandes luces y fuerzas para las luchas del presente, además del sentido último de todo? No es que el ideal terrenal de una ‘sociedad justa y fraterna’ no sea bello y grande. Pero nada se compara con la Ciudad del cielo (Flp 3,20; Hb 11,10.16), de la cual felizmente somos, por nuestra fe, ciudadanos y obreros, y ustedes, por su ministerio episcopal, sus grandes ingenieros”.
“Es, por tanto, hora, y más que hora, de sacar a Cristo de la sombra y ponerlo en plena luz. Es hora de restituirle la primacía absoluta, tanto en la Iglesia ad intra (en la conciencia individual, en la espiritualidad y en la teología), como en la Iglesia ad extra (en la evangelización, en la ética y en la política)”, escribió Boff. “La Iglesia de nuestro continente necesita urgentemente volver a su verdadero centro, retornar a su ‘primer amor’”.
“Con esto, queridísimos, ¿les estaría pidiendo algo nuevo?”, preguntó Boff. “En lo absoluto. Sólo les estoy recordando la exigencia más evidente de la fe, de la fe ‘antigua y siempre nueva’: la opción absoluta por Cristo Señor, el amor incondicional por Él, requerido particularmente de ustedes, como Él lo hizo con Pedro (Jn 21,15-17)”.
Para el fraile, a los obispos “urge, pues, adoptar y practicar clara y decididamente un cristocentrismo fuerte y sistemático; un cristocentrismo verdaderamente ‘avasallador’, como se expresaba San Juan Pablo II” y “vivir un cristocentrismo abierto, que fermente y transforme todo: personas, Iglesia y sociedad”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI Digital.
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