Irlanda renueva su consagración al Sagrado Corazón de Jesús, “un refugio contra los peligros”

El objetivo de esta renovación, explicó el Primado de Irlanda, es “obtener un refugio seguro contra todos los peligros, visibles e invisibles”, especialmente en nuestro mundo, que tristemente “puede ser un lugar de destrucción, desesperación, dolor y falta de esperanza para tantos”.

Para el prelado irlandés, es vital “que los fieles escuchen un mensaje positivo de esperanza cristiana, impregnado de inspiración divina”, algo que está perfectamente representado “por el mensaje eterno de salvación que representa gráficamente el Sagrado Corazón de Jesús”.

En este contexto, reiteró que “vivimos en un tiempo de gran necesidad de Dios” y que nuestra época “presenta muchos desafíos para la fe, para las familias e incluso para lo más profundo de nuestra humanidad”.

El Primado de Irlanda esperó que este gesto otorgue “mucho fruto en Irlanda, difundiendo un amor ferviente al Sagrado Corazón e inspirando a las familias a vivir con fidelidad las llamas santificadoras y sanadoras de ese amor”. 

También expresó su deseo de que se produzca “un poderoso rejuvenecimiento misionero para proclamar la Buena Noticia en nuestro país y más allá”.

Precisó asimismo que el Papa León “es amigo de Irlanda”, destacando su “corazón misionero” y su labor continua por la paz y la reconciliación”, una prioridad pastoral para la Iglesia en Irlanda. 

Los males que oprimen a la Iglesia en todo el mundo

Desde el Santuario Internacional Eucarístico y Mariano de Knock, Mons. Martin invitó a los fieles a ofrecer la consagración en sus propias familias, hogares, parroquias, y animar a otros a hacer lo mismo.

En su homilía, el prelado irlandés lamentó que hay “muchos males graves que oprimen hoy a la Iglesia de Dios en todo el mundo”, recordando que miles de cristianos “son víctimas de acoso, abuso verbal y violencia: se queman iglesias, se secuestran creyentes, se les encarcela, e incluso algunos son asesinados por su fe”.

También citó otros peligros “más cerca de casa”, como la falta de vivienda, la desesperanza, el flagelo de las adicciones, el suicidio y las autolesiones, el aborto y las presiones a favor de la eutanasia. “¡Cuánto necesitamos una cultura de la vida! ¡Una sociedad donde se promuevan la paz, la reconciliación y la dignidad de cada persona humana!”, exclamó.

“Él nos dará corazones nuevos”

Precisó además que la consagración “no es una especie de panacea milagrosa para todos los males y luchas de la Iglesia y la sociedad”, sino que “requiere nuestra cooperación y exige nuestro compromiso personal para difundir la fe, la esperanza y el amor”.

Agregó que la consagración es además “una súplica desde lo más profundo del alma” para que “nutra nuestras vidas con su Palabra y nos fortalezca con los sacramentos, especialmente con su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía, el sacramento del amor”.

“Él pide nuestros corazones. ¡Démoselos! Y a cambio, Él nos dará corazones nuevos, ¡incluso un corazón nuevo! ¡Un trasplante de corazón! Tal vez eso es justo lo que nuestro mundo necesita ahora: ¡un trasplante de corazón!”, subrayó.

Mons. Martin afirmó que este gesto también motivará a los fieles para “irradiar la luz de la fe, la esperanza y el amor, especialmente hacia los pobres, los que sufren y los más necesitados”. 

“No tengan miedo: la consagración les dará un corazón nuevo, un corazón lleno de amor, que a su vez podrá dar nuevo aliento a nuestro atribulado mundo”, concluyó.