León XIV: La paz auténtica se construye al reconocer, asumir y atravesar las diferencias

El camino hacia la paz requiere corazones y mentes formados en la atención hacia el otro 

Recordó en particular “el valiente abrazo” entre el israelí Maoz Inon —a quien Hamas mató a sus padres—, y el palestino Aziz Sarah —a quien el ejército israelí mató a su hermano—, ambos presentes en la audiencia de este viernes. “Ese gesto permanece como testimonio y signo de esperanza”, agregó.

“El camino hacia la paz requiere corazones y mentes entrenados y formados en la atención hacia el otro y capaces de reconocer el bien común en el contexto actual”, indicó el Papa a continuación. 

Además, precisó que el camino que lleva a la paz es comunitario y que “pasa por el cuidado de relaciones de justicia entre todos los seres vivos”. 

En una época como la nuestra, “marcada por la velocidad y la inmediatez”, León XIV subrayó la necesidad de “reencontrar esos tiempos largos necesarios para que estos procesos puedan tener lugar”. 

En este contexto, explicó que “la paz auténtica toma forma a partir de la realidad y en escucha de ella. Justamente por eso nos damos cuenta de que esta paz es posible cuando las diferencias y los conflictos que conllevan no se eliminan, sino que se reconocen, se asumen y se atraviesan”, destacó.

Exhortó por ello a los Movimientos Populares por la Paz a promover el diálogo con todos y a mantener “la creatividad y genialidad que nacen de la cultura de la paz”, con proyectos que al mismo tiempo dan esperanza.

La no violencia debe caracterizar nuestras decisiones

El Santo Padre lamentó que “hay demasiada violencia en el mundo”, reiterando que, ante las guerras, el terrorismo, la trata de seres humanos y la agresividad difundida, “los chicos y los jóvenes necesitan experiencias que eduquen a la cultura de la vida, del diálogo, del respeto recíproco”. 

“Ante todo —continuó el Pontífice—, necesitan testigos de un estilo de vida diferente, no violento”. Por ello, precisó que las víctimas que rechazan la venganza se convierten “en los protagonistas más creíbles de procesos no violentos de construcción de la paz”. 

“La no violencia como método y como estilo debe caracterizar nuestras decisiones, nuestras relaciones, nuestras acciones”, indicó. 

Además, propuso el Evangelio y la Doctrina Social como el “alimento constante de este compromiso” para los cristianos y también como “una brújula” válida para todos. 

“Porque se trata, en efecto, de una tarea confiada a todos, creyentes y no creyentes, que deben elaborarla y realizarla mediante la reflexión y la praxis inspiradas en la dignidad de la persona y en el bien común”, subrayó.

De este modo, advirtió que la paz está en manos del conjunto de todas las instituciones y por ello invitó a estar presentes “dentro de la masa de la historia como levadura de unidad, de comunión, de fraternidad”. 

“La fraternidad necesita ser descubierta, amada, experimentada, anunciada y testimoniada”, remarcó antes de animar a los miembros del movimiento por la paz a actuar “con tenacidad y con paciencia”.