Francisco y su “estela de unidad en el mundo”
Nelly vive en el oeste del Gran Buenos Aires y su vida ha estado marcada por una fuerte presencia eclesial. Al echar la vista atrás, recuerda que las expectativas que tuvo en marzo de 2013 para el Papa Francisco “fueron ampliamente satisfechas en sus 12 años de papado” en los que “fue un Papa cercano a todos, todos”.
El último domingo de Pascua, Nelly tuvo “sensaciones encontradas” al verlo salir al balcón. “¡Se lo veía tan viejito y frágil! Pero estaba firme ante tantos peregrinos de la esperanza que lo miraban desde la plaza de San Pedro y desde el mundo entero. Dando su bendición, contagiándonos esperanza”, describió.
“Al día siguiente desperté con la noticia de que había partido junto al Padre. Mi corazón y mi rostro se llenaron de tristeza. Lloré mucho. Toda la semana. Un sentimiento de orfandad me acompañó muchos, muchos días”.
“Ya no teníamos más a Francisco. Pero había una estela de unidad en el mundo, alguien que había sido coherente y valiente había tendido puentes por el mundo”, valoró.
Llegado el cónclave, con expectativa pero con incertidumbre, Nelly supo que “había que esperar, orar y confiar”.
“¡Y fue elegido León XIV! Sus ojos emocionados, sus gestos sencillos, nombrar a Francisco en sus primeras palabras, saber de su misión en Perú... ¡La esperanza parece no haber sido defraudada! También es cercano a la gente, y busca la paz”, resumió. “Me comprometo a orar por él siempre, como lo hice con Francisco, por quien sigo orando para agradecer su vida y su legado”, concluyó.
Tomar conciencia de la inmensidad de su figura
Santiago es un joven porteño que ha dedicado sus talentos y su tiempo a leer, interpretar, y compartir el pensamiento de Francisco con fidelidad y pasión, casi como un “hincha” lo hace con los colores de su club de fútbol, que en este caso es San Lorenzo, el mismo con el que simpatizaba el Santo Padre.
“El impacto lo empezamos a sentir cuando hicimos las primeras jornadas de oración por la salud de Francisco, cuando todavía estaba internado y la sensación era que se estaba yendo”, rememoró.
“Durante todo ese tiempo, lo que percibimos fue como una toma de conciencia general en Argentina, después de 12 años de muchas controversias, muchas veces malintencionadas por miradas mezquinas y pequeñas, de la inmensidad de su figura, de su persona, pero sobre todo de su legado”, consideró.
“Ese legado es el que nos convoca ahora, es el que ahora tenemos por delante como generación, los que nos formamos con él, leyéndolo, escuchándolo, pero sobre todo también para un país que está atravesando un momento muy delicado en lo económico, en lo social y en lo político”, enfatizó.
“En Francisco nos sentimos convocados para iniciar un proceso de reencuentro, regeneración y de construcción para una sociedad, un país más justo, más humano y más fraterno”, añadió.
“En ese sentido, entendemos que León XIV, desde la elección de su nombre hasta los mensajes de convocar a la paz, a la defensa de la dignidad humana, es lo que también nos muestra que, desde la Iglesia, el proceso iniciado por Francisco continúa”, reflexionó.
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