Cristian Camargo nació en Mar del Plata (Argentina) y desde muy pequeño tuvo un sueño: ser dibujante. El seguimiento firme de ese sueño, la enseñanza de sus padres sobre la importancia de la fe en comunidad y el llamado del Papa Francisco a “jugársela” hicieron el resto: hoy recorre el mundo con una misión itinerante, y pintó en Kenia su mural número 270.
“Cuando sos chiquito te preguntan qué querés ser cuando seas grande, y yo siempre dije que quería ser dibujante. A mí siempre me gustó dibujar, pintar, y eso nunca cambió. De chico fui a talleres, y hubo un momento en el que decidí ser artista”, repasa Cristian desde Nairobi (Kenia) donde, pincel en mano, recorre pueblos a bordo del proyecto “Murales por la Paz”.
La fe es caminar juntos
Cristian tiene 33 años y es hermano trillizo, nacido en una familia de espiritualidad franciscana. Por eso, desde pequeño fue educado en “la idea de la fe relacionada con el compromiso con el otro”, y creció progresivamente en él la certeza de que “la fe se vive de manera comunitaria”.
“Siempre digo que hay gente que se convirtió viendo la Eucaristía, o algo más místico. Lo mío fue más cotidiano: mi compromiso fue al encontrar a Dios en lo comunitario, en lo familiar, y en el poder caminar juntos”.