El Arzobispo de Barquisimeto (Venezuela), Mons. Polito Rodríguez Méndez, presidió hoy la Misa inaugural de la multitudinaria procesión de la Divina Pastora, que todos los años reúne a millones de personas en las calles de la ciudad. En su homilía, el prelado llamó a “no quedarnos paralizados en el miedo, en la tristeza o en el desaliento”.
“Una vez más nos encontramos para hacer memoria de esta devoción eclesial y espiritual, que se ha encarnado en el pueblo barquisimetano y que incluso se ha extendido a todas las familias venezolanas”, afirmó el arzobispo desde el templo de Santa Rosa, aledaño a la ciudad de Barquisimeto, desde donde partió la multitudinaria procesión este 14 de enero.
“Esta sagrada imagen nos recuerda la presencia maternal de María entre nosotros”, añadió.
Mons. Rodríguez expresó su intención de colocar las más profundas intenciones, inquietudes y miedos del pueblo venezolano a los pies del Señor y de su Santísima Madre, bajo la advocación de Divina Pastora de las Almas. Además, abogó porque Venezuela alcance una convivencia fraterna, superando las profundas divisiones que le aquejan.
El arzobispo resaltó la actitud de María en el episodio evangélico de las Bodas de Caná, cuando al terminarse el vino no dudó en acercarse a Jesús, para poner en sus manos las necesidades del momento.
“La falta de vino representa la falta de sabor y de sentido de la vida. La amargura, el desaliento y la soledad, que muchas veces nos acechan. Sin embargo, como María, no podemos quedarnos paralizados en el miedo, en la tristeza o en el desaliento. María, en efecto, actúa de forma sabia y solidaria. Intercede ante su Hijo, reconociendo en Él nuestras posibilidades, nuestras opciones y nuevas alternativas en medio de la situación apremiante”, señaló.