Viernes III

Laudes

Oración de la mañana

SALUDO INICIAL

V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

  • HIMNO
  • SALMODIA
Ant. 1. Contra ti, contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.

Salmo 50

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud.

Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo:quedaré limpio;
lávame quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios salvador mío!, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Ant. 1. Contra ti, contra ti solo pequé, Señor, ten misericordia de mí.

Ant. 2. Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.

Cántico
Jr. 14,17-21

Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.

Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad, desfallecidos de hambre;
tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país.
¿Por qué has rechazado del todo a Judá? ¿tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por que nos has herido sin remedio? Se espera la paz, y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la turbación.

Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti.
No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.

Ant. 2. Reconocemos, Señor, nuestra impiedad, hemos pecado contra ti.

Ant. 3. El Señor es Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Salmo 99

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
"El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades."

Ant. 3. El Señor es Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño

LECTURA BREVE
(II° Cor. 12, 9b -10)

Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

RESPONSORIO BREVE

V. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
R. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
V. Indícame el camino que he de seguir.
R. Hazme escuchar tu gracia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la mañana hazme escuchar tu gracia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que nació murió y resucitó por su pueblo, diciendo:

Salva, Señor, al pueblo que redimiste con tu gracia.

- Te bendecimos, Señor, a ti que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz: mira con bondad a tu familia santa, redimida con tu sangre.
- Tú que prometiste a los que en ti creyeran que manarían de su interior torrentes de agua viva, derrama tu Espíritu sobre todos los hombres.
- Tú que enviaste a los discípulos a predicar el Evangelio, haz que los cristianos anuncien tu palabra con fidelidad.
- A los enfermos y a todos los que has asociado a los sufrimientos de tu pasión, concédenos fortaleza y paciencia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Llenos del Espíritu de Jesucristo, acudamos a nuestro Padre común diciendo: Padre nuestro.

ORACION

Ilumina, Señor, nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos, reconociéndote como nuestro guía y maestro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

Vísperas

Oración de la tarde

SALUDO INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

  • HIMNO
  • SALMODIA
Ant. 1. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Salmo 134 (I)

Alabad el nombre del Señor, alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno, tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte, con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto, desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios -en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón, y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos, mató a reyes poderosos.
A Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad, en heredad a Israel , su pueblo.

Ant. 1. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Ant. 2. Casa de Israel, bendice al Señor, tañed para su nombre, que es amable.

(II)

Señor, tu nombre es eterno; Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo y se complace de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata, hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.

Sean lo mismo los que los hacen, cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor; casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor; fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor, que habita en Jerusalén.

Ant. 2. Casa de Israel, bendice al Señor, tañed para su nombre, que es amable.

Ant. 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en su acatamiento, Señor.

Cántico
Ap. 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Ant. 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en su acatamiento, Señor.

LECTURA BREVE
(St. 1, 2 - 4)

Hermanos míos, si estáis sometidos a tentaciones diversas, consideradlo como una alegría, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce constancia. Pero hace que la constancia dé un resultado perfecto, para que seáis perfectos e íntegros, sin defectos en nada.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
V. Y ha hecho de nosotros un reino y sacerdotes para el Dios y Padre suyo.
R. Por la virtud de su sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

PRECES

Invoquemos al Hijo de Dios, a quien el Padree entregó por nuestras faltas y lo resucitó para nuestra justificación, diciendo:

Señor, ten piedad.

- Escucha, Señor, nuestras súplicas, perdona los pecados de los que se confiesen culpables, y en tu bondad otórganos el perdón y la paz.
- Tú que, por medio del Apóstol, nos has enseñado que donde se multiplicó el pecado sobreabundó mucho más la gracia, perdona con largueza nuestros muchos pecados.
- Hemos pecado mucho, Señor, pero confiamos en la misericordia infinita; vuélvete a nosotros para que podamos convertirnos a ti.
- Salva a tu pueblo de sus pecados, Señor, y sé benévolo con nosotros.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tú que abriste las puertas del paraíso al buen ladrón , ábrelas también para nuestros hermanos difuntos, reconociendo que nuestra fuerza para no caer en la tentación se halla en Dios, digamos confiadamente: Padre nuestro...

ORACION

Señor, Padre santo, que quisiste que tu Hijo fuese el precio de nuestro rescate, haz que vivamos de tal manera que, tomando parte en los padecimientos de Cristo, nos gocemos también en la revelación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.