Sábado II

Laudes

Oración de la mañana

SALUDO INICIAL

V. Señor abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

  • HIMNO
  • SALMODIA
Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Salmo 91

Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios!.

El ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán, los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos, mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo, que en mi roca no existe la maldad.

Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.

Cántico
Dt. 32,1-12

Escuchad, cielos, y hablaré; oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina, destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba, como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor: dad gloria a nuestro Dios.

Él es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad; es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él, generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador, el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán:
cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios, la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.

Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada, revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo no hubo dioses extraños con él.

Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.

Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Salmo 8

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él?
¿el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo,
los peces del mar, que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

LECTURA BREVE
(Rm. 12,14-16a)

Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.

RESPONSORIO BREVE

V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

CANTICO EVANGÉLICO

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

PRECES

Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:

Señor,acrecienta nuestro amor.

- Al recordar esta mañana tu santa resurrección, te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.
- Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.
- Enséñanos, Señor, a describir tu imagen en todos los hombres y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.
- Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos, haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó: Padre nuestro...

ORACION

Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.