Deporte ayuda a la conversión y a nueva civilización, dice Juan Pablo II
VATICANO, 30 Oct. 00 (ACI).- Ante las 70 mil personas que llegaron al Estadio Olímpico de Roma para el acto central del Jubileo de los deportistas, el Papa Juan Pablo II aseguró que el deporte puede ser un medio importante de conversión personal y ser, sin duda, vehículo de valores cristianos para las nuevas generaciones.
Durante la Misa
que presidió desde la tribuna principal del estadio,
el Santo Padre subrayó la "gran importancia que
asume hoy el deporte, pues puede favorecer la afirmación
en los jóvenes de valores importantes, como
la lealtad, la perseverancia, la amistad, el saber compartir,
la solidaridad".
Tras reconocer
que el deporte se ha convertido en "uno de los fenómenos
típicos de la modernidad, una especie de signo de los
tiempos capaz de interpretar nuevas exigencias y nuevas expectativas
de la humanidad", indicó que ahora "el deporte
se ha difundido en todos los rincones del mundo, superando
la diversidad de culturas y naciones".
En este sentido,
señaló que los deportistas "están
llamados a hacer del deporte una ocasión de encuentro
y de diálogo más allá de toda barrera
de idioma, de raza, de cultura. En efecto, el deporte puede
ofrecer una válida contribución al entendimiento
pacífico entre los pueblos y contribuir a la
afirmación en el mundo de una nueva civilización
del amor".
El Pontífice hizo a los deportistas del mundo un llamado a la conversión y un previo examen de conciencia para "constatar y promover todos los aspectos positivos del deporte" y "analizar las situaciones de transgresión en las que puede caer".
"Que ese
examen ofrezca a todos, dirigentes, técnicos y atletas
la oportunidad para dar un nuevo empuje creativo y propulsivo
para que el deporte responda, sin perder su identidad, a las
exigencias de nuestros tiempos: un deporte que tutele a los
débiles y no excluya a nadie, que libere a los jóvenes
de las insidias de la apatía y de la indiferencia,
que suscite en ellos un sano espíritu de competición",
dijo.
Finalmente, abogó
por "un deporte que sea promotor de emancipación
de los países pobres y que ayude a cancelar la
intolerancia y a construir un mundo más fraterno y
solidario; un deporte que contribuya a hacer amar la vida,
que eduque en el sacrificio, en el respeto y en la responsabilidad,
haciendo que se valore plenamente a cada persona humana".
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