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Juan Pablo II celebra paternidad de Dios en Jubileo de los Artesanos

VATICANO, 20 Mar. (ACI).- Centrando su reflexión en el misterio de la paternidad de Dios con ocasión de la fiesta de San José que en este año jubilar se celebra recién hoy-, el Papa Juan Pablo II presidió en la Plaza de San Pedro el Jubileo de los Artesanos, cita que congregó a unos 35 mil peregrinos de todo el mundo.

El Pontífice presidió la Eucaristía jubilar y durante su homilía recordó que "en su Hijo encarnado Dios se ha hecho cercano a todo hombre como Padre misericordioso. En Él todo ser humano está rodeado del abrazo tierno y fuerte de un Padre".

Este anuncio, indicó, "está dirigido también a vosotros, queridos Artesanos" porque "en el redescubrimiento de esta consoladora realidad Dios es Padre os sostiene vuestro celestial Patrono, san José, artesano como vosotros, hombre justo y custodio fiel de la Sagrada Familia".

El Santo Padre llamó la atención sobre la figura de San José como "ejemplo de laboriosidad y de honestidad en el trabajo cotidiano", "modelo de una fe sin reservas y de una constante obediencia a la voluntad del Padre celestial".

"Junto a San José, encontráis al mismo Hijo de Dios, el cual, bajo su guía, aprende el arte del carpintero y lo ejercita hasta los treinta años, proponiendo en sí mismo el Evangelio del trabajo", indicó.

Después de reflexionar sobre el misterio de la cruz, culminación del Evangelio, el Papa invitó a los artesanos a que, "fortalecidos con esta conciencia" vuelvan "a dar fuerza y concreción a los valores que desde siempre caracterizan vuestra actividad: la calidad, el espíritu de iniciativa, la promoción de las capacidades artísticas, la libertad y la cooperación, la relación correcta entre la tecnología y el ambiente, la adhesión a la familia, las relaciones de buena vecindad"; recordando que "la civilización artesana supo construir, en el pasado, grandes ocasiones de encuentro entre los pueblos y ha consignado a las épocas sucesivas síntesis admirables de cultura y de fe".

Antigua lección

El Papa explicó que "los discípulos intuyeron que Jesús es el Mesías y que en Él se realiza la salvación, pero no logran comprender por qué habla de pasión y de muerte: no aceptan que el amor de Dios pueda estar escondido en la Cruz. Sin embargo, allí donde los hombres verán sólo una muerte, Dios manifestará su gloria resucitando a su Hijo; allí donde los hombres pronunciarán palabras de condena, Dios cumplirá su misterio de salvación y de amor hacia el género humano".

"Es la lección afirmó- que todas las generaciones cristianas deben volver a aprender. ¡Todas las generaciones y también la nuestra! Aquí está la razón de nuestro camino de conversión en este tiempo singular de gracia. El Jubileo ilumina toda la vida y la experiencia de los hombres".

"También la fatiga y la pesadez del trabajo reciben de la fe en Cristo muerto y resucitado una nueva luz de esperanza. Se revelan como elementos significativos del designio de salvación que el Padre celestial está realizando mediante la Cruz del Hijo", dijo.

Sagrada Familia

Hacia el final de la homilía, el Pontífice se refirió al "misterio de la vida de Nazaret, de la cual San José, patrono de la Iglesia y vuestro protector, ha sido el fiel custodio es el testimonio sabio, es el icono de esta admirable síntesis entre vida de fe y trabajo humano, entre crecimiento personal y compromiso de solidaridad".

El Papa pidió a los artesanos que "la luz del Evangelio ilumine siempre más vuestra experiencia cotidiana de trabajo" y aprender de "la singular escuela de la Sagrada Familia", las realidades esenciales de la vida.

"Nazaret enseña a superar la tensión aparente entre la vida activa y la contemplativa, invita a crecer en el amor de la verdad divina que irradia de la humanidad de Cristo y a ejercitar con valor el exigente servicio de velar por Cristo presente en todo hombre", indicó.

Después de recordar el inicio de su esperado viaje a Tierra Santa, hizo votos para que María, junto a José, su casto esposo, "os ayude, queridos artesanos, a permanecer en la escucha constante de Dios, uniendo oración y trabajo. Ellos os sostengan en vuestros propósitos jubilares de renovada fidelidad cristiana, y obtengan que, mediante vuestras manos, se prolongue de alguna manera la obra creadora y providente de Dios".

"La Sagrada Familia, lugar de la comprensión y del amor, os ayude a ser capaces de gestos de solidaridad, de paz y de perdón. Así seréis anunciadores del infinito amor de Dios Padre, rico en misericordia y en bondad para con todos", concluyó.