Mamá, estoy embarazada...

- ¡Pero hija! ¿Y ahora que vamos a hacer? ¿Qué vas a hacer con el bebé? ¿Le contaste a Carlitos? ¿Por que el padre es Carlitos, verdad? ¿Se van a casar? ¡Qué va a decir tu padre! ¡Y nuestros amigos y vecinos! ¡Pensar que te enseñamos todos los métodos habidos y por haber para prevenir el embarazo! Y en liceo ¿no te dieron educación sexual...? ¿Qué pasó m´hijita?
- No sé mamá, quizá un preservativo roto, o tal vez la píldora que no funcionó...

Es lógico que cualquier madre quede consternado después de recibir, como un balde de agua fría, la noticia de que su hija de 15 años, está embarazada sin haber contraído matrimonio. Sin embargo, no parece lo más adecuado largar a bocajarro, una ristra de pensamientos, temores y aún frivolidades, que en nada ayudan a solucionar el problema. Muy por el contrario, las críticas destempladas e irreflexivas, en lugar de brindar la seguridad y estabilidad que la adolescente busca en sus padres, tiende a incrementar sus dudas y miedos respecto de la nueva vida que crece en su vientre. Quizá lo mejor sea hablar poco y manifestar mucho cariño y comprensión, aunque cueste y duela ("M´hija, hubiera estado mucho más contenta si esa noticia me la hubieras dado después de casarte, dentro de cinco o diez años. Pero ya veremos con tu padre como nos arreglamos para ayudarte en esta situación inesperada para todos.") . Alguien dijo una vez que la grandeza del hombre se manifiesta a la hora de sufrir; y el embarazo de una hija adolescente puede ser uno de esos momentos en que a pesar del sufrimiento, es necesario actuar con magnanimidad.

¿Y ahora que vamos a hacer?

No parece de sentido común preguntarle a la adolescente "qué vamos a hacer", precisamente cuando ella viene en busca de ayuda y comprensión, en busca de una respuesta. Lo más aconsejable quizá sea plantear el asunto de manera que se vea que entre toda la familia buscarán y encontrarán la salida a esta situación.

En este sentido, cabe recordar que la participación del padre del niño, resulta fundamental. En nada contribuye mirarlo como si fuera el único culpable de que "la nena" esté embarazada, porque para empezar, "la nena" también es responsable. Una actitud hostil frente al padre -con frecuencia, también adolescente-, probablemente tienda a alejarlo y a que no quiera saber nada más del tema.

¿Te vas a quedar con el bebé?

Plantear esta pregunta, es abirir las puertas al aborto. La adolescente lo sentirá como una presión para deshacerse del bebé, principalmente si su propia madre es la que le plantea tal pregunta. Como en las falsas encuestas, esta es una "pregunta dirigida", que tiende a buscar una respuesta determinada. Aunque lo más probable es que la madre de la adolescente no sea consciente de ello, y reaccione de ese modo por influencia del ambiente que la rodea, donde el aborto es una opción entre otras. Pero a partir de que una nueva vida fue concebida en el vientre materno, la única opción posible es proteger, cuidar y amar esa nueva vida. Quizá sea duro y difícil durante el embarazo. Pero basta recordar las caras de padres y abuelos ante los niños recién nacidos, para afirmar con toda firmeza que en cualquier circunstancia, alumbrar una nueva vida no sólo es la única opción, sino que es también el mejor "negocio" posible.

Por otra parte, en ningún caso una falta de responsabilidad se debe "tapar" con otra falta de responsabilidad. Si una actitud irresponsable tuvo consecuencias imprevistas, lo lógico y lo natural es asumir la responsabilidad por la falta cometida. Cuando una persona que conduce a toda velocidad atropella a una anciana que se le cruza en el camino "inesperadamente", la familia, los amigos y los vecinos, no aconsejan -por lo general-, enterrar el cadaver de la víctima, sino entregarse a la policía y asumir las consecuencias. Este caso es similar: la única forma de asumir responsablemente las consecuencias de un embarazo imprevisto, es hacerse cargo del hijo que crece en el vientre materno.

¿Le contaste a Carlitos? ¿Por que el padre es Carlitos, verdad?

Esta pregunta sí parece conveniente, aunque en su momento, y no como parte de una "descarga de ametralladora" que enreda más de lo que aclara. El padre -si es "Carlitos"- lo tiene que saber. Y si no lo es, también, en la medida de lo posible. Ciertamente la primera opción es bastante más deseable que la segunda, porque una cosa es que el hijo sea del novio, y otra de un individuo absolutamente desconocido para los padres, que ayudó a "la nena" a concebir un hijo en un momento de pasión, quizá la misma noche que la conoció, y de quien probablemente nunca se vuelva a tener noticia. De todos modos, la actitud de los padres debe ser de apoyo incondicional a su hija, se sepa o se ignore quien es el padre. Ello sin perjuicio de hacer reflexionar seriamente a la hija, sobre la falta de responsabilidad y de respeto a sí misma que cometió.

Los casos de violación e incesto, son los preferidos por los promotores de la "cultura de la muerte" para justificar el aborto. Pero aparte del hecho de que las violaciones son una ínfima parte de los casos de embarazo adolescente, en los Estados Unidos estudios realizados por el Instituto Elliot, a cargo de David C. Reardon (Ph. D), demuestran que en la inmensta mayoría de estos casos (alrededor del 80%), las madres eligieron seguir adelante con su embarazo, y manifestaron alegría después de haber dado a luz a sus hijos. Y ente las que abortaron, el 78% se arrepintió de haberlo hecho, el 11% no quiso hablar al respecto, 7% expresó remordimientos de haber matado a su hijo, 2% dijo que no estar segura de haber hecho bien y tan sólo el 2% dijo no tener remordimientos. El 93% dijo que el aborto no solucionó sus problemas, y que no recomendarían abortar a otras mujeres en su misma situación. (Vivir en Familia - Edición Especial - Síndrome Post Aborto).

¿Se van a casar?

Esta pregunta es típica, y generalmente mal resuelta. Muchas veces se piensa que el casamiento es lo mejor "para cubrir las apariencias", porque ser madre soltera es un deshonor. Sucede entonces que numerosas parejas de adolescentes -y no tan adolescentes-, se casan forzados por el hijo que vendrá, pero sin considerar en absoluto la madurez a que debe llegar el amor de una pareja para contraer matrimonio. Lo mejor será, en muchos casos, dejar el matrimonio para más adelante. Ello no es obstáculo para continuar el noviazgo, que debe servir de prepación para un eventual matrimonio. Si no madura el amor entre los novios, lo mejor será separarse; sin que ello signifique por supuesto, que el padre quede "liberado" de la responsabilidad que tiene para con el hijo concebido. No está demás aclarar que si el noviazgo continúa, lo más conveniente para la pareja, es abstenerse hasta el matrimonio de nuevos actos irresponsables...

¡Qué va a decir tu padre! ¡Y nuestros amigos y vecinos!

Es natural que una madre piense que va a decir su marido sobre el embarazo de su hija. Pero es bastante frívolo preocuparse por qué vayan a pensar los amigos, vecinos y parientes. En nada ayuda a solucionar la situación -y en mucho a empeorarla- consternarse por el "qué dirán"... Lo más probable es que la adolescente piense -a veces con razón- que a su madre le importan más las apariencias, que su situación personal y la del hijo que acaba de concebir.
En cuanto al padre, quizá lo mejor es que la madre lo prepare a solas, para evitar escándalos y nuevas presiones negativas hacia la hija. Quizá no haya nada que festejar, pero ante la realidad del embarazo adolescente, sólo cabe evitar males mayores "M´hijita, no te voy a decir que me das una alegría, ni que está bien lo que hiciste -hay un tiempo para cada cosa-: pero tu padre se va a alegrar mucho si asumes las consecuencias de tus actos y llevas el embarazo a término. Luego veremos como nos las arreglamos para ayudarte a criar ese hijo que llevas dentro".

Entre esos males mayores, el peor es el aborto. En cuanto infanticidio especialmente agravado, el aborto causa por lo general, daños irreparables a la salud psíquica y física de la madre. Por eso lo mejor es no presionar al enterarse de un embarazo adolescente inesperado, ya que si la adolescente opta por el aborto como consecuencia de la colérica reacción de sus padres, cargará toda su vida con la culpa de haber puesto a su propio hijo en manos de un asesino a sueldo, de un verdadero "mercenario de la medicina": el abortero.

¡Pensar que te enseñamos todos los métodos habidos y por haber para prevenir el embarazo!

En la actualidad, cierta prensa, numerosos medios masivos de publicidad y propaganda (no de comunicación, puesto que son unidireccionales (1)), varias instituciones públicas y privadas, y una supuesta "opinión pública" que se manifiesta a través de presuntas encuestas, llevan a muchos a pensar que los métodos anticonceptivos o de control de la natalidad, son infalibles. Informar al adolescente sobre cómo se usan estos métodos y ponerlos a su disposición libre y gratuitamente, parece ser para un buen número de personas, lo único necesario para garantizar el "éxito" al momento de evitar embarazos imprevistos (2).

Grave error: la mejor medida para evitar riesgos innecesarios (en este caso el riesgo de un embarazo inesperado), es abstenerse de correr riesgo alguno. Manejar un vehículo a 220 km. por hora, es muy riesgoso, se use o no el cinturón de seguridad. Y es igualmente riesgoso mantener relaciones sexuales en la adolescencia, se usen o no métodos anticonceptivos.

Imaginemos una campaña de prevención de accidentes de tránsito, que dijera algo así: "Mientras use cinturón de seguridad, maneje a la velocidad que se le antoje. Póngaselo y maneje seguro. Su cinturón lo protege a Ud. y a los demás usuarios de la vía pública en el 100% de los casos". Sin duda, pensaríamos que se trata de un chiste. Pues esta es la estrategia que se usa en la promoción de los preservativos. Consecuencia: todo el mundo termina pensando que son seguros independiemente de la conducta que se siga, se incrementa la promisicuidad, y con ella, el riesgo de contagio de SIDA.

Si un embarazo -que se detecta con bastante rapidez- es un problema frecuente entre los adolescentes por la falla de los métodos anticonceptivos, piénsese cual será el efecto en el caso del SIDA, que se contagia todos los días del ciclo ovulatorio de la mujer, y cuyo diagnóstico puede hacerse después de meses o incluso años. Esta es la razón por la que el 70% de los infectados de SIDA en Uruguay, son menores de 25 años.

Y en liceo ¿no te dieron educación sexual...?

Es un error gravísimo y fundamental -que a veces se paga muy caro- dejar la educación sexual en manos de los centros educativos. Nadie, absolutamente nadie, puede sustituir a los padres en esta materia, pues es uno de sus deberes fundamentales -a menos que quieran renunciar a la patriapotestad-. Por otra parte, estudios realizados sobre el efecto de los programas de educación sexual en los últimos treinta años, demuestran que han sido un rotundo fracaso en todos los países en que se han implementado.

Uno de los errores básicos, en que caen sistemáticamente los programas de educación sexual, es pensar que los adolescentes -que como tales, adolecen de la madurez suficiente como para tomar ciertas decisiones- pueden ser lo suficientemente "maduros" y "responsables" (según la teoría de sus promotores) como para detenerse y colocarse un preservativo en un momento de pasión desenfrenada. Tanto ignorantes de la naturaleza humana son estas personas, que llegan a recomendar el uso de preservativos a adolescentes drogadictos, que difícilmente pueden ser conscientes de sus actos mientras están "volando"... Es aboslutamente inútil recomendar métodos para los que se necesita disponer de cierto grado de responsabilidad y madurez, a personas irresponsables. Por otra parte, a los drogadictos no hay que recomendarles preservativos, sino dejar la droga.

En consecuencia, la única solución parece ser ayudar a los adolescentes a mantener, siempre y en todo, conductas responsables, y sobre todo, a hacerse cargo de sus actos, sean cuales sean las consecuencias.

AVE FAMILIA

(1) Cfr. Jorge Scala, "Género y Derechos Humanos", pág. 9, Ed. Promesa)
(2) Cuando hablamos de embarazo adolescente imprevisto o inesperado, lo hacemos a propósito, con el fin de evitar toda referencia al eugenésico calificativo "no deseado", puesto que la existencia actual o futura de ciertas personas -incluidos los promotores del aborto- nunca debe depender del deseo / no-deseo de otras. Vale la pena recordar las palabras de Gandalf a Frodo en "El Señor de los Anillos": "Muchos que viven merecen la muerte y algunos que mueren merecen la vida. ¿Tú se las puedes dar, Frodo? No estés tan ansiosos de repartir muerte y juicios."