Capítulo IV

Diálogo para la comunión y participación

Incrementar el diálogo ecuménico entre las religiones y con los no-creyentes con miras a la comunión, buscando áreas de participación para el anuncio universal de la salvación.

(Puebla, Conclusiones 1096)

1. Introducción

La Evangelización tiene una universalidad sin fronteras: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura» (Mc 16, 15). La Iglesia, depositaria de la Buena Nueva y evangelizadora comienza por evangelizarse a sí misma. Este mandato del Señor, del que son depositarios todos los cristianos, motiva un esfuerzo común, impulsado por el Espíritu Santo a dar testimonio de nuestra esperanza «ante todas las gentes». Frente a la responsabilidad de la Evangelización, la Iglesia Católica se abre a un diálogo de comunión, buscando áreas de participación para el anuncio universal de la salvación.

(Puebla, Conclusiones 1097)

Esto supone que Evangelización y Diálogo están íntimamente relacionados. Las áreas de intercambio que se abren ante la Iglesia son muchas y variadas, pero aquí, conforme al Concilio y a la Encíclica Ecclesiam Suam, las hemos concretado a tres: los cristianos no católicos; los no cristianos; los no creyentes.

(Puebla, Conclusiones 1098)

El Continente latinoamericano fue evangelizado en la Fe católica desde el descubrimiento. Esto constituye un rasgo fundamental de identidad y unidad del Continente y, a la vez, una tarea permanente. Por diversas causas se aprecia hoy un creciente pluralismo religioso e ideológico.

(Puebla, Conclusiones 1099)


2. Situación

La Iglesia católica constituye en América Latina la inmensa mayoría, lo cual es un hecho de carácter no sólo sociológico, sino también teológico muy relevante.

(Puebla, Conclusiones 1100)

Junto a ella se encuentran Iglesias orientales e Iglesias y comunidades eclesiales de Occidente.

(Puebla, Conclusiones 1101)

El judaísmo está presente, con la variedad de corrientes y tendencias que le es propia.

(Puebla, Conclusiones 1103)

Encontramos el islamismo y otras religiones no cristianas.

(Puebla, Conclusiones 1104)

Observamos igualmente otras formas religiosas o para -religiosas, con un conjunto de actitudes muy diferentes entre sí que aceptan una realidad superior ( «espíritus», «fuerzas ocultas», «astros», etc.) con la cual entienden comunicarse para obtener ayuda y normas de vida.

(Puebla, Conclusiones 1105)

La «no creencia» es un fenómeno que designa realidades muy diversas. Se manifiesta por explícito rechazo de lo divino- forma la más extrema-, pero más frecuentemente por deformaciones de la idea de Dios y de la religión, interpretados como alienantes. Esto se aprecia bastante en los ambientes intelectuales y universitarios; en medios juveniles y obreros. Otros equiparan las religiones y las reducen a la esfera de lo privado. Finalmente, crece el número de quienes se despreocupan de lo religioso, al menos en la vida práctica.

(Puebla, Conclusiones 1106)

Aspectos positivos y negativos

Sobre todo después del Vaticano II, creció entre nosotros el interés por el ecumenismo. De esto tenemos pruebas en la promoción conjunta de la difusión, el conocimiento y aprecio de la Sagrada Escritura; en la oración privada y pública, cada vez más frecuente, por la unidad, que tiene en la semana dedicada a tal fin una expresión muy particular; en encuentros y grupos de reflexión interconfesionales; en trabajos conjuntos para la promoción del hombre, la defensa de los derechos humanos y la construcción de la justicia y de la paz. En algunos lugares se ha llegado a Consejos bilaterales o multilaterales de Iglesias, a diversos niveles.

(Puebla, Conclusiones 1107)

Persiste, con todo, en muchos cristianos la ignorancia o la desconfianza con respecto al ecumenismo. Desconfianza que en nuestras comunidades se origina en gran parte, en el proselitismo, serio obstáculo para el verdadero ecumenismo. Otro hecho negativo con respecto a éste es la existencia de tendencias alienantes en algunos movimientos religiosos, que apartan al hombre de su compromiso con el prójimo. Pero también se dan, so pretexto de ecumenismo, aprovechamientos o instrumentaciones políticas que desvirtúan el carácter del diálogo.

(Puebla, Conclusiones 1108)

Los «movimientos religiosos libres» manifiestan frecuentemente deseo de comunidad, de participación, de liturgia vivida que es necesario tener en cuenta. Con todo, no podemos ignorar, en lo tocante a esos grupos, proselitismos muy marcados, fundamentalismo bíblico y literalismo estricto respecto de sus propias doctrinas.

(Puebla, Conclusiones 1109)

Tanto a nivel continental como en algunas naciones en particular, ha comenzado a estructurarse el diálogo con el judaísmo. Sin embargo, se comprueba la persistencia de cierta ignorancia de sus valores permanentes y algunas actitudes deploradas por el mismo Concilio.

(Puebla, Conclusiones 1110)

El monoteísmo islámico, la búsqueda del absoluto y de respuestas a los enigmas del corazón humano, características de las grandes religiones no cristianas, constituyen puntos de aproximación para un diálogo que, en forma incipiente, se da en algunos lugares.

(Puebla, Conclusiones 1111)

En las otras formas religiosas o para -religiosas se advierte la búsqueda de respuestas a las necesidades concretas del hombre, un deseo de contacto con el mundo de lo trascendente y de lo espiritual. Con todo, se nota en ellas, junto a un proselitismo muy acentuado, el intento de subyugar pragmáticamente la trascendencia espiritual del hombre.

(Puebla, Conclusiones 1112)

Para establecer un adecuado discernimiento del fenómeno de la no creencia con miras a un diálogo efectivo, es necesario tener presente la variedad de causas y motivos que lo generan, tales como las interrelaciones profundas entre las objetivaciones del pecado en lo económico, lo social, lo político e ideológico -cultural, así como las ambivalencias de toda búsqueda sincera de la verdad y de la promoción de la libertad. Tal vez la misma Iglesia no puede considerarse sin culpa en este orden de cosas. No raras veces los no creyentes se distinguen por el ejercicio de valores humanos que están en la línea del Evangelio. La época no es extraña, sin embargo, a formas de ateísmo militante y a humanismos que obstruyen un desarrollo integral de la persona.

(Puebla, Conclusiones 1113)

3. Criterios doctrinales

Evangelización y diálogo. En toda evangelización resuena la palabra de Cristo, que es a su vez Palabra del Padre. Esta palabra busca la respuesta de fe. Pero también la misma palabra, proclamada por la Iglesia, quiere entrar en fecundo intercambio con las manifestaciones religiosas y culturales que caracterizan nuestro mundo pluralista de hoy. Esto es el diálogo, que tiene siempre un carácter testimonial, en el máximo respeto de la persona y de la identidad del interlocutor. El diálogo tiene sus exigencias de lealtad e integridad por ambas partes. No se opone a la universalidad de la proclamación del Evangelio, sino que la completa por otra vía y salva siempre la obligación que incumbe a la Iglesia de compartir el Evangelio con todos. Es oportuno recordar aquí que precisamente en el ámbito de la misión nació, en el siglo pasado, por la gracia del Espíritu Santo, la preocupación ecuménica; no se puede predicar un Cristo dividido.

(Puebla, Conclusiones 1114)

Siendo esto así, la Iglesia en el Concilio impulsa a pastores y fieles a que «reconociendo los signos de los tiempos participen diligentemente en la labor ecuménica», a fin de «promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos», «uno de los principales propósitos del Concilio» (UR 4).

(Puebla, Conclusiones 1115)

Respecto del judaísmo, el Vaticano II «recuerda el vínculo con que el Pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la raza de Abraham» y por ello «quiere fomentar y recomendar el mutuo reconocimiento y aprecio» (NA 4) entre los fieles de ambas religiones.

(Puebla, Conclusiones 1116)

La voluntad salvífica universal de Dios alcanza a todos los hombres; la Iglesia está persuadida de que habiendo Cristo muerto por todos y siendo una sola la vocación última del hombre, es decir, divina, el Espíritu Santo ofrece a todos las posibilidades de ser asociados de modo solamente conocido por Dios al misterio pascual. Siendo la fe personal un acto libre, es menester que la Iglesia, dialogante, se aproxime a los no creyentes con el mayor respeto de su libertad personal, procurando comprender sus motivaciones y razones. La no creencia, por lo demás, constituye una interpelación y un reto a la fidelidad y autenticidad de los creyentes y de la Iglesia.

(Puebla, Conclusiones 1117)

4. Aspectos pastorales

Fomentar una actitud más sencilla, humilde y autocrítica en la Iglesia y en los cristianos como condición para un diálogo religioso fecundo.

(Puebla, Conclusiones 1118)

Promover en los diversos niveles y sectores en que el diálogo se establece, un compromiso común decidido en la defensa y promoción de los derechos fundamentales de todo el hombre y de todos los hombres, especialmente de los más necesitados, colaborando en la edificación de una nueva sociedad más justa y más libre.

(Puebla, Conclusiones 1119)

Procurar la adecuada exposición de la doctrina católica, que ofrezca una justa «jerarquía de verdades» (UR 11) y una respuesta válida a los planteamientos que le vienen de la situación concreta latinoamericana. Procurar igualmente la educación, formación e información necesarias en orden al ecumenismo y al diálogo religioso en general, particularmente a los agentes de pastoral.

(Puebla, Conclusiones 1120)

Promover, en perspectiva ecuménica, un testimonio común a través de: oración, semana por la unidad, acción bíblica conjunta, grupos de estudio y reflexión y en donde sea posible comisiones y consejos interconfesionales, a diversos niveles.

(Puebla, Conclusiones 1121)

Estudiar diligentemente el fenómeno de los «movimientos religiosos libres» y las causas que motivan su rápido crecimiento, para responder en nuestras comunidades eclesiales a los anhelos y planteamientos a los cuales dichos movimientos buscan dar una respuesta, tales como liturgia viva, fraternidad sentida y activa participación misionera.

(Puebla, Conclusiones 1122)

Propiciar el diálogo religioso con los judíos teniendo presente los principios y puntos contenidos en las «orientaciones y sugerencias para la aplicación de la Declaración Nostra Aetate»

(Puebla, Conclusiones 1123)

Informar y orientar a nuestras comunidades, en base a un lúcido discernimiento, acerca de las formas religiosas o para -religiosas arriba mencionadas y las distorsiones que encierran para la vivencia de la fe cristiana.

(Puebla, Conclusiones 1124)

Activar una presencia más decidida en los centros donde se generan las vigencias culturales y de donde emergen los nuevos protagonismos. En este sentido se hace necesaria una pastoral orgánica de la cultura, del movimiento de los trabajadores y de la juventud.

(Puebla, Conclusiones 1125)

Tomar conciencia de la realidad y extensión del fenómeno de la no creencia, con miras a la purificación de la fe de los creyentes; a la coherencia entre fe y vida y a la colaboración «en verdadera paz, para la edificación del mundo» (GS 92).

(Puebla, Conclusiones 1126)

Finalmente, considerar la dimensión ecuménica, así como la apertura al diálogo con el mundo no cristiano y de la no -creencia, más que como tareas sectoriales, como una perspectiva global del quehacer evangelizador.

(Puebla, Conclusiones 1127)