Esta mañana, el Papa Benedicto XVI exhortó a los 43 Arzobispos Metropolitanos a quienes impuso el Palio este año, a tocar el corazón de los fieles, haciendo resplandecer con ejemplo tenaz y conciso el mundo de Dios.

“Llevad en vuestras comunidades la experiencia de intensa espiritualidad y de auténtica unidad evangélica en estas jornadas, para que toque el corazón de los creyentes y se refleje en toda la sociedad dejando huellas del bien”.

El Santo Padre recibió a los prelados a las 11:30 a.m. (hora de Roma) en el Aula Pablo VI del Vaticano, y en ella también saludó cordialmente a algunos de los familiares y fieles de las respectivas diócesis metropolitanas que viajaron a Roma para acompañar a sus Pastores en esta especial ceremonia.

“En este encuentro, queremos prolongar el clima de de profunda comunión eclesial que vivimos ayer”, y “en efecto, la presencia de los Arzobispos Metropolitanos, que provienen de diversas partes del mundo, manifiesta de un modo visible la universalidad de la Iglesia, llamada a hacer conocer a Cristo y anunciar el Evangelio en todos los continentes y varias lenguas”.

Entre los prelados latinoamericanos estaban presentes el Arzobispo de Guadalajara (México), Cardenal Francisco Robles Ortega; Tucumán (Argentina), Mons. Alfredo Horacio Zecca; Los Altos-Quetzaltenango-Totonicapán (Guatemala), Mons. Mario Alberto Molina Palma; Ayacucho (Perú), Mons. Salvador Piñeiro García-Calderón; Ciudad Bolívar (Venezuela), Mons. Ulises Antonio Gutiérrez Reyes, y San Luis Potosí (México), Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero.

A ellos, Benedicto XVI dirigió en lengua española una especial exhortación, para animarlos a reforzar con mayor compromiso su cercanía y comunión a la Sede de Pedro, y tocar, mediante el ejemplo, el corazón de los creyentes en sus diócesis.

“Pongo a todos bajo la fiel custodia de San Pedro y San Pablo, para que se incremente cada vez más la cercanía espiritual y los vínculos de comunión de vuestras Iglesias particulares con la Sede Apostólica, y así se intensifique entre vosotros el anuncio del Evangelio”.

“Que la intercesión de la celeste Madre de Dios y de los Apóstoles Pedro y Pablo, consigan al pueblo cristiano la capacidad de hacer resplandecer en el mundo, a través del tenaz y claro testimonio de las personas y la palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó como don”, concluyó.