Al recibir esta mañana a los obispos de la Conferencia Episcopal de Bélgica en visita ad limina, el Papa Benedicto XVI señaló que sólo Cristo es capaz de calmar la tempestad y dar el valor suficiente para vivir una vida santa a una Iglesia probada por el pecado, como lo es la de este país europeo.
En su discurso en francés, el Santo Padre se refirió a una serie de desafíos planteados por los obispos en sus respectivos informes, como el descenso del número de bautizados que testimonian su fe y pertenencia a la Iglesia, la elevación de la media de edad en los sacerdotes y religiosos, así como la insuficiencia en cantidad de estos para la pastoral activa; la formación cristiana y diversas cuestiones relativas a la vida y la familia así como las dificultades planteadas por la crisis económica.
Seguidamente el Papa resaltó la necesidad, ante estas situaciones, de "insistir en una formación religiosa más sólida y profunda" para redescubrir que la fe no "consiste únicamente en aceptar un conjunto de verdades y valores, sino sobre todo en confiarse a Alguien, a Dios, escucharLo, amarLo, hablarLe, para comprometerse en su servicio".