En la segunda encíclica de su pontificado, "Spe Salvi" (Salvados por la Esperanza), el Papa Benedicto XVI pone como ejemplos de la vivencia de la esperanza cristiana a una santa africana, Josefina Bakhita y a un mártir vietnamita del siglo XIX, Pablo Le-Bao-Thin.
En la primera parte de su encíclica, el Pontífice señala que "el ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios. Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán".
El Pontífice recuerda que Josefina "terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida".