En el segundo Domingo de Pascua, la Iglesia Católica celebra también el Domingo de la Divina Misericordia, en el que el fiel puede obtener una indulgencia plenaria para sí mismo o para alguien que falleció. Aquí te compartimos los requisitos para alcanzar este don.
De manera amplia se puede decir que la indulgencia plenaria es una gracia que "devuelve" el alma al estado en el que estuvo al recibir el Bautismo. Si una persona fallece después de recibirla, va directamente al Cielo.
En sus apariciones a Santa Faustina Kowalska, Cristo, bajo la devoción del Señor de la Divina Misericordia, aseguró varias gracias a los que se acojan a su misericordia.