Sin embargo, un sacerdote amigo que sabía de la fe de la mujer en la Hermana Dulce le oró pidiéndole por su salud y en cuestión de horas la parturienta estaba plenamente recuperada. Dos días después recibió el alta del hospital con su bebé, sin que los médicos lograran explicar lo sucedido.
La Hermana Dulce fue declarada venerable por el Vaticano en 2009 y el año pasado, cuando su cuerpo fue exhumado y transferido a la catedral de San Salvador, el cadáver estaba intacto, momificado naturalmente, lo que fue interpretado por la Iglesia como una señal de santidad.
"Su caridad fue maternal, tierna. Su dedicación a los pobres tenía una raíz sobrenatural y de lo alto trajo energías y medios para poner en práctica una asombrosa actividad de servicio a los más humildes", consignó en su voto uno de los teólogos favorables a la apertura de la causa de beatificación.
Si después de la beatificación se comprueba un segundo milagro por su intercesión, la Hermana Dulce puede convertirse en la primera santa nacida en el Brasil, país que hasta ahora sólo tiene en lo más alto de los altares a Frei Antonio de Santa Anna Galvao (1739-1822), canonizado el 11 de mayo de 2007 por el Papa Benedicto XVI durante su visita al Brasil.