El I Congreso Internacional por la Vida y la Familia terminó ayer en Argentina con la firma de la “Declaración de Buenos Aires”, un contundente llamado y compromiso por la defensa de los valores tradicionales sobre los que se constituye la sociedad.
Más de 300 representantes de movimientos, grupos y asociaciones de Argentina, Uruguay, Francia, Brasil, Estados Unidos, Chile, Paraguay y Perú, denuncian en el texto que “el relativismo ético y moral y el positivismo jurídico subvierten el sentido y la presencia de las verdades de orden natural, a través de leyes y proyectos inicuos sobre el control de natalidad; la legalización del aborto quirúrgico y del aborto farmacológico; la fecundación artificial y la destrucción de embriones que ésta lleva consigo; la esterilización quirúrgica; la eutanasia; la desaparición del concepto de patria potestad, sobre todo en lo que se refiere a la sexualidad de los menores, y otras iniciativas que violan la dignidad de la persona humana y de la familia”.
Asimismo, sostienen que “el orden natural también es avasallado por presiones ideológicas y políticas que pretenden legalizar ‘modelos’ aberrantes de familia” y “esta cultura de la muerte se promueve activamente desde el Estado, con una inocultable intención de derogar las leyes que protegen efectivamente a la familia y la vida del ser humano desde su concepción hasta su muerte natural”.