El sacerdote franciscano Nuno Serras Pereira aclaró las reacciones suscitadas en medios seculares y eclesiales por su decisión de negar la comunión a aquellos personajes públicos que pese a confesarse católicos apoyan los ataques contra la vida.
En la primera carta publicada en un diario de Lisboa, el sacerdote recordó y fundamentó, amparado en el Magisterio de la Iglesia y en el Derecho Canónico, que todo sacerdote católico, siguiendo con fidelidad las normas de la Iglesia, está impedido de dar la Sagrada Comunión Eucarística “a todos aquellos católicos que manifiestamente hayan obstinadamente perseverado en defender, contribuir o promover la muerte de seres humanos inocentes”.
Esta afirmación levantó “indignadas” protestas en varios medios seculares, que tildaron al sacerdote franciscano de “exagerado, oscuro y oportunista” por sus declaraciones, “demasiado duras de oír”.