Varios expertos consideraron que la polémica desatada por las declaraciones de José Saramago con respecto a la Biblia, que calificó como “un manual de malas costumbres, un catálogo de crueldad”, debe llevar la Iglesia Católica a valorar la cultura bíblica y combatir la ignorancia sobre este texto fundamental.
Al promocionar su última novela titulada “Caín”, que ironiza sobre el Génesis, Saramago afirmó que sin la Biblia, "un libro que tuvo mucha influencia en nuestra cultura y hasta en nuestra manera de ser", los seres humanos serían "probablemente mejores".
En declaraciones a la agencia portuguesa Ecclesia, Mons. Manuel Clemente, Obispo de Porto y presidente de la Comisión Episcopal de Cultura, indicó que "una personalidad como José Saramago, que tiene un innegable mérito literario, debería ser más riguroso cuando habla de la Biblia, porque no se puede decir de los hechos y de los autores bíblicos lo que Saramago dice”.