Luego de las elecciones del 30 de enero pasado, varios obispos iraquíes manifestaron su esperanza por el inicio de una nueva era para los cristianos y especialmente para los católicos deseosos por reconstruir la Iglesia en el país.
Según Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), varios prelados informaron que la afluencia de votantes llegó hasta el 80 por ciento. Por ello, estas primeras elecciones tras la caída de Sadam Husein, podrían ser el punto de quiebre en la necesidad de crear un país libre y pluralista.
El Arzobispo de Kirkuk, Mons. Louis Sako, señaló que en su diócesis hubo una gran participación de cristianos, lo que permite tener esperanzas de una representación significativa en el nuevo gobierno.