En una carta pastoral publicada con ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada que se celebra el 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Tarazona, señaló que la falta de radicalidad en la vida consagrada es una de las principales causas de la crisis vocacional.
"Un cristiano ya está consagrado por el bautismo, pero la vida consagrada es un nuevo título de consagración que lleva el bautismo hasta su plenitud", dice el Prelado; y agrega que "la vida consagrada es un grito profético en el mundo de hoy (y siempre), que nos recuerda a todos cuáles son los valores definitivos del Reino, los que Cristo ha vivido en las bienaventuranzas y a los que Cristo invita cuando llama a seguirle de cerca".
Mons. Fernández destacó que "vivimos tiempos de crisis, también en la vida consagrada. La secularización, es decir, vivir como si Dios no existiera, acomodándose a los criterios y a las formas del mundo, se ha filtrado también en el estilo de la vida consagrada".