Obispo de EEUU resalta urgencia de acción de católicos contra reforma de salud abortista

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En entrevista exclusiva concedida a ACI Prensa, el Obispo Auxiliar de Denver, Mons. James Conley, señaló la urgente necesidad de la acción de parte de los católicos para exigir que se cambie la actual reforma de salud en Estados Unidos que permitiría el uso de fondos públicos para financiar el aborto, algo que el Presidente Obama había prometido no hacer.

Reproducimos a continuación la entrevista concedida por Mons. Conley a ACI Prensa.

ACI Prensa:Los obispos de Estados Unidos están llamando a los católicos en todo el país a actuar inmediatamente para contactar a sus representantes federales y senadores para exigir algunos cambios en la ley de salud. ¿Por qué la urgencia?

Mons. Conley: Hay poco tiempo para la acción. El Congreso podría tratar de someter esta legislación al voto en solo unos días. Hasta el día de hoy, 2 de noviembre, cada una de las cinco propuestas actuales en el debate tienen errores fatales.

ACI Prensa: ¿Por qué los obispos esperaron tanto tiempo para actuar?

Mons. Conley: Depende de lo que usted quiera decir por "esperar". Tenga en cuenta que los obispos han alentado la reforma de salud por décadas. Y se han comprometido vigorosamente, personalmente y con su personal, informando a su gente sobre las cuestiones principales involucradas en la reforma de este año. También han estado activos en el intento de colaborar con la Casa Blanca y el Congreso. La Iglesia quiere trabajar con el Presidente y el Congreso asegurándose la atención médica básica a todos en nuestro país.

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Creo que los obispos esperaron tanto para volcarse a su gente porque creyeron que el Congreso actuaría responsablemente. Consideraron que el Presidente mantendría su promesa sobre excluir el aborto y su financiamiento de cualquier plan que firmase. Eso todavía podría pasar pero yo no contaría con ello. Está claro que no todas las personas con las que intentamos trabajar en Washington estaban actuando de buena fe.

ACI Prensa: ¿Cómo resumiría la posición del Episcopado estadounidense (USCCB) sobre la atención médica, en general, y en el caso concreto de los proyectos de ley que se discuten actualmente en el Congreso?

Mons. Conley: La Iglesia considera que la atención médica básica para todos no es un privilegio, sino un derecho. Eso es un principio y se aplica especialmente a los pobres, al niño no nacido, al inmigrante y al anciano. Claro está, esos servicios pueden efectuarse legítimamente en muchas formas. Ese es un asunto para las autoridades elegidas que deben resolver. Ese es su trabajo.

La preferencia católica de aproximarse a los problemas sociales está siempre por la subsidiariedad. En otras palabras, los problemas tienen que ser resueltos por las personas y los recursos más cercanos a los mismos, al nivel más bajo posible. El Gobierno puede ciertamente jugar un importante rol para ayudar a solucionar los problemas, y a veces el hecho de que se involucre puede ser la única forma de asegurar justicia. Pero para los católicos, la acción del Gobierno nunca es la primera, ni siquiera la predilecta, para resolver un problema social.

En cuanto a las leyes actualmente en debate en el Congreso: los obispos han resaltado desde siempre que la reforma de salud necesita excluir el aborto y su financiamiento. Necesita proporcionar una fuerte protección de conciencia a los profesionales médicos y a las instituciones. Pese a las advertencias que precisan estos aspectos, ninguna de las leyes actualmente en debate en el Congreso se refieren a estas necesidades adecuadamente.

Obviamente, también necesitamos un sistema por el que podamos pagar. Tiene que estar enraizado en la realidad económica y debe ser viable financieramente. Ese también es un asunto moral y todo padre de familia lo sabe por la experiencia. No podemos ayudar a nadie si no tenemos fondos suficientes.

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ACI Prensa: El Presidente Obama, en su discurso al Congreso sobre la reforma de salud, prometió que el aborto no estaría cubierto con dólares de los impuestos federales y que se protegería la objeción de conciencia a través de esta ley. ¿No es tiempo acaso para los católicos para dirigirse especialmente al Presidente Obama, así como lo hacen con el Congreso, para que cumpla su promesa?

Mons. Conley: Creo que muchos católicos escucharon al Presidente en septiembre durante su discurso al Congreso y creyeron en su buena fe, incluso si no habían votado por él. Los críticos del Presidente señalan que él le dice a la gente lo que la gente quiere oír, y luego busca razones para hacer algo bastante opuesto. Este es el momento en el que él debe probar que quienes lo critican están equivocados o están en lo cierto.

El Presidente es el líder de su partido, y su partido controla ambas cámaras del Congreso. Para responder a las preocupaciones de la comunidad católica tendría que usar muy poco del capital político de la Casa Blanca. Si el esfuerzo no lo hace la Casa Blanca y responder así a éstas consideraciones, entonces sabremos la diferencia entre el marketing público y los compromisos reales cuando se trata de la elocuencia pública sobre el "terreno común".

ACI Prensa: Algunos católicos sugieren que la reforma de salud debe ser apoyada pese a que no contiene las propuestas de la USCCB, ya que la meta de la atención médica universal es un bien mayor. ¿Qué dice al respecto?

Mons. Conley: No se sirve nunca a la salud de la sociedad permitiendo o financiando el asesinato de vidas inocentes, comenzando por el niño no nacido. Tampoco se sirve nunca al bien común abusando de los derechos de conciencia y de libertad religiosa de los individuos libres y las instituciones. Un buen final nunca se justifica con medios moralmente ilícitos. Las buenas intenciones son las primeras víctimas de las malas opciones y eso se aplica por igual a las políticas públicas así como a la conducta personal.

ACI Prensa: ¿Cuál sería el "peor escenario" en este tema crucial y qué están considerando hacer los obispos al respecto?

Mons. Conley: Creo que los obispos están haciendo todo lo que pueden hacer. El "peor escenario" en el actual debate de la reforma de salud es que los laicos católicos no hagan nada o que subestimen la gravedad de los problemas en estos asuntos pendientes relativos a la legislación de la atención de salud federal. Si no exigimos honestidad de nuestras autoridades públicas y respuestas a estas serias consideraciones de parte de la comunidad católica, nadie más lo hará por nosotros: y nosotros, nuestras creencias y nuestras instituciones serán quienes perdamos.

A menos que y hasta que estas muy razonables consideraciones católicas sean respondidas, los católicos necesitamos tratar este actual proyecto de ley como peligroso e inadecuado, debemos trabajar para derrotarlo y de no ser posible, presionar al Presidente para que lo vete.

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