ACI Prensa: El Presidente Obama, en su discurso al Congreso sobre la reforma de salud, prometió que el aborto no estaría cubierto con dólares de los impuestos federales y que se protegería la objeción de conciencia a través de esta ley. ¿No es tiempo acaso para los católicos para dirigirse especialmente al Presidente Obama, así como lo hacen con el Congreso, para que cumpla su promesa?
Mons. Conley: Creo que muchos católicos escucharon al Presidente en septiembre durante su discurso al Congreso y creyeron en su buena fe, incluso si no habían votado por él. Los críticos del Presidente señalan que él le dice a la gente lo que la gente quiere oír, y luego busca razones para hacer algo bastante opuesto. Este es el momento en el que él debe probar que quienes lo critican están equivocados o están en lo cierto.
El Presidente es el líder de su partido, y su partido controla ambas cámaras del Congreso. Para responder a las preocupaciones de la comunidad católica tendría que usar muy poco del capital político de la Casa Blanca. Si el esfuerzo no lo hace la Casa Blanca y responder así a éstas consideraciones, entonces sabremos la diferencia entre el marketing público y los compromisos reales cuando se trata de la elocuencia pública sobre el "terreno común".
ACI Prensa: Algunos católicos sugieren que la reforma de salud debe ser apoyada pese a que no contiene las propuestas de la USCCB, ya que la meta de la atención médica universal es un bien mayor. ¿Qué dice al respecto?