Ante la posible legalización de la eutanasia en Canadá, el Arzobispo de Ottawa, Mons. Terrence Prendergast, indicó que la persona que pide el suicidio asistido no tiene derecho a recibir la unción de los enfermos porque está "rechazando la esperanza que supone y que trata de aportar este rito".
Este sacramento se otorga a las personas mayores o a los enfermos de gravedad. Una de las gracias que otorga es el perdón de los pecados. "Pero no podemos ser perdonados previamente por algo que vamos a hacer, como realizar un suicidio asistido que es un pecado grave", comentó Mons. Prendergast a Canadian Catholic News.
En febrero del año pasado la Suprema Corte de Canadá dictaminó por unanimidad que los doctores pueden ayudar a acabar con su vida a aquellos pacientes que tienen enfermedades severas o incurables. Anteriormente la ley penalizaba el suicidio asistido con hasta 14 años de cárcel.