Mons. Scicluna exhorta a obispos a colaborar con las autoridades civiles ante casos de abusos

Mons. Scicluna exhorta a obispos a colaborar con las autoridades civiles ante casos de abusos
Mons. Charles Scicluna en el encuentro con obispos sobre protección de menores. Foto: Captura YouTube

El Secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Charles Scicluna animó a los participantes del encuentro para protección de menores este 21 de febrero a respetar los protocolos y a tomar las decisiones en forma colegial.

Durante su relación titulada "Iglesia como hospital de campo. Tomando responsabilidad", el Prelado remarcó la importancia de que los líderes de la Iglesia colaboren con las autoridades civiles durante los procesos originados por las acusaciones a abusos de menores.

"Se nos ha confiado el cuidado de nuestro pueblo es nuestro deber sagrado, por lo tanto, proteger a nuestro pueblo y garantizar la justicia cuando se ha abusado de ella", afirmó.

Mons. Scicluna citó la carta pastoral del Papa Benedicto XVI a los católicos de Irlanda del 19 de marzo de 2010 para explicar que "solo examinando cuidadosamente los numerosos elementos que dieron lugar a la crisis actual es posible efectuar un diagnóstico claro de sus causas y encontrar remedios eficaces".

En aquel entonces, Benedicto XVI enumeró algunos de los factores que contribuyeron a ella como "los procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa; la insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados; una tendencia en la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad y una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos, cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y la falta de protección de la dignidad de cada persona".

En esta línea, Mons. Scicluna compartió algunas sugerencias prácticas "marcadas por la prudencia y la preocupación para salvaguardar a los niños y jóvenes". En primer lugar, se refirió a cómo denunciar una conducta sexual inapropiada y destacó que es fundamental que "la comunidad sepa que tiene el deber y el derecho de denunciar la mala conducta sexual de una persona a la diócesis o a la orden religiosa".

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Por otro lado, el Secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe animó a "respetar los protocolos establecidos y respetar también las leyes civiles" así como también dijo que es fundamental que las acusaciones se investiguen con ayudas de expertos y que la investigación se concluya "sin demoras innecesarias".

En esta línea, el Prelado destacó la importancia de que las autoridades eclesiásticas tomen las decisiones "en forma colegial" y cuenten con la asesoría de expertos para que los obispos puedan acompañar pastoralmente a las víctimas, a los sacerdotes acusados, a la comunidad de los fieles y a la sociedad en general. Para ello, animó a escuchar y a acompañar a las víctimas que es como "un Via Crucis que no debemos perder".

"El resultado de la investigación de la mala conducta sexual del clero a menores de 18 años debe ser remitido a la Congregación para la Doctrina de la Fe y, en este caso, el ordinario del lugar está autorizado para aplicar medidas cautelares que limitan o prohíben el ejercicio del ministerio", explicó.

Después de explicar el proceso penal eclesiástico, Mons. Scicluna recordó que un aspecto fundamental del ejercicio pastoral de estos casos es la conexión adecuada con la jurisdicción civil por lo que pidió "respetar la competencia de las autoridades estatales. Las leyes deben ser respetadas y debemos colaborar por el bien de la Iglesia y por el bien de la sociedad en general".

Para que un juicio sea justo, el Arzobispo afirmó que el acusado debe tener la posibilidad de apelar, y una vez concluido el proceso "es deber del ordinario informar a la comunidad los resultados del proceso" se que haya sido declarado culpable o inocente.

En el caso de que las acusaciones hayan sido falsas y el acusado sea inocente, Mons. Scicluna reconoció que "sabemos todos perfectamente que es muy difícil el restaurar el buen nombre de un sacerdote que ha podido ser acusado injustamente, la cuestión posterior de la asistencia en estos casos es muy importante para velar por los intereses y el buen nombre de la persona".

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Por otro lado, el Prelado señaló que es fundamental la selección de los candidatos al sacerdocio y sugirió que deben ser estudiados y aplicados a fondo los recientes documentos de la Congregación del clero, como la Ratio Fundamentalis, para prestar "la máxima atención al tema de la tutela de los menores y de los adultos vulnerables, vigilando cuidadosamente que quienes solicitan la admisión a un seminario o a una casa de formación, o quienes presentan la solicitud para recibir las Órdenes, no incurran de alguna manera en delitos o situaciones problemáticas en este ámbito".

Además, Mons. Scicluna citó la Ratio Fundamentalis para remarcar que "los formadores deben garantizar un especial y pertinente acompañamiento personal a quienes hayan sufrido experiencias dolorosas en este ámbito" y agregó que "en el programa, tanto de la formación inicial como de la formación permanente, se deben insertar lecciones específicas, seminarios o cursos sobre la protección de los menores".

Por otro lado, citó de nuevo la carta pastoral del Papa Benedicto XVI a los católicos de Irlanda para remarcar que el pueblo de Dios espera que los Obispos sean "santos, que vivan con sencillez y busquen día tras día la conversión personal" por lo que exhortó "a renovar su sentido de responsabilidad ante Dios, para crecer en solidaridad con vuestro pueblo y profundizar vuestra solicitud pastoral por todos los miembros de vuestro rebaño".

En particular, Benedicto XVI sugirió al episcopado preocuparse "por la vida espiritual y moral de cada uno de sus sacerdotes" y alentó a los laicos para cooperar "más plenamente en la vida y en la misión de la Iglesia".

Por último, Mons. Scicluna citó la carta al pueblo de Dios del Papa Francisco del 20 de agosto de 2018 para insistir que "es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables" por lo que animó a pedir "perdón por los pecados propios y ajenos" y a comprometerse más "con el presente en un camino de renovada conversión", concluyó.

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