Durante el tradicional rezo del Ángelus en Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI recordó agradecido la experiencia de la reciente Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sydney, que describió como una gran peregrinación de fe para construir de la civilización del amor.
El Santo Padre describió el evento como “una extraordinaria experiencia” que le permitió “ver el rostro joven de la Iglesia. Era como un mosaico multicolor, formado por chicos y chicas provenientes de todos los rincones de la tierra, todos reunidos por la única fe en Jesucristo”
El Para recordó luego la expresión con que la gente en Australia denominaba a los participantes de la JMJ: “jóvenes peregrinos del mundo”, recogiendo la esencia de estas Jornadas internacionales iniciadas por el Siervo de Dios Juan Pablo II. “Estos encuentros de hecho forman la etapa de una peregrinación a través del planeta, para manifestar cómo la fe en Cristo nos hace a todos hijos de un único Padre que está en los cielos, y constructores de la civilización del amor”.