La reconciliación es un "requerimiento irrenunciable" para los venezolanos, afirma Obispo

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Durante el Encuentro titulado “Desde la fe cristiana, el aporte de la Iglesia para la reconciliación en Venezuela”, el Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta, dirigió una conferencia donde planteó como dimensiones necesarias para la reconciliación el diálogo verdadero, el encuentro, atacar la causas de la situación actual y valorar a la persona humana.

El Prelado explicó que es urgente “introducirnos en un tema urgente desde hace muchos años en Venezuela: la reconciliación. Ésta es tarea pendiente desde hace tiempo y constituye parte esencial de la misión propia de la Iglesia. Para quienes tienen la fe cristiana, por supuesto, no es algo accesorio, sino que constituye un requerimiento irrenunciable de su práctica religiosa”.

“La dura realidad que vivimos hoy nos presenta el panorama de una sociedad fracturada. A todo nivel, hallamos esa fractura: en la familia, en las instituciones, en las comunidades... Ciertamente que la coyuntura actual nos lanza a la causa política. Pero permítanme indicar algo que quizás muchos no han pensado o no quisieran asumirlo. No se trata de minimizar la dificultad política coyuntural, pero la fractura que vivimos hoy es consecuencia de un deterioro social, cultural, económico y, sobre todo moral que tiene sus orígenes décadas atrás”, afirmó el Obispo.

“No podremos reconciliarnos entre nosotros –continuó–, si no estamos dispuestos a ir a las causas para poder enfrentarlas y resolverlas, sin dejar a un lado toda acción actual que implique esa misma reconciliación”.

El Prelado resaltó que “reconciliar significa crear de nuevo la comunión entre las partes. En términos religiosos supone la unidad y comunión con Dios, cuando el ser humano rompe con Él a causa del pecado. Pero esa ruptura también se da, a causa del pecado personal y social con otros seres humanos”.

“La reconciliación exige de cada una de las partes no sólo el acercamiento sino el diálogo basado en la verdad, que ayude a superar las dificultades, pero sin imponer nuevas opresiones o diferencias”, añadió Mons. Moronta.

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Asimismo, el Obispo explicó que “la reconciliación no debe prescindir de los elementos positivos de los demás. Y debe apuntar a la renovación profunda de la sociedad, de tal manera que se eliminen las causas de todo aquello que se ha convertido en división, separación, enfrentamiento, rencor o envidia”.

Tareas pendientes

Por otro lado, Mons. Moronta recordó que existen diversas tareas de acción para conquistar la reconciliación, entre ellas “el diálogo verdadero, que supone y exige que se considere al interlocutor como capaz de dialogar: por eso, no puede realizarse bajo presiones o imposición de ideas ni chantajes. Se trata de sintonizar y ver lo que une, para poder eliminar lo que divide”.

También están el encuentro, pues “hoy se da una tentación muy particular: el individualismo que abre las puertas al conformismo y a la no participación”; y el “atacar las causas de la situación actual”.

“Cuatro causas que deben ser atacadas y enfrentadas. Una de ellas es la educación. La pérdida de la conciencia moral y de los valores es algo de lo que nos solemos quejar. Otras causas son el debilitamiento del tejido social, el problema de la corrupción y la pérdida del sentido de pertenencia a una comunidad particular: el anonimato, el facilismo de las cosas”, añadió el Prelado.

Finalmente –afirmó el Obispo–, es necesario “valorar a la persona humana. Es imprescindible y no se puede renunciar a este elemento fundamental de todo acto de reconciliación: valorar a la persona humana tal y como es, hijo de Dios, con igualdad, con sentido profundo de su centralidad”.

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