Al recibir al nuevo embajador de Nicaragua ante el Vaticano, el Papa Juan Pablo II aseguró que para “construir una sociedad más justa y fraterna” en el país centroamericano “serán de gran ayuda las orientaciones de la doctrina social católica y las enseñanzas morales de la Iglesia”.
En su discurso, el Santo Padre recibió las credenciales de Armando Luna y señaló que éstos son “valores dignos de ser tomados en consideración por las personas que trabajan al servicio de la Nación” y advirtió que “no se puede caminar hacia una verdadera paz social sin un orden donde las libertades de los individuos sean cada vez más sólidas y a la vez, se estimule también la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas para una más activa colaboración y una participación responsable de todos al bien común”.
El Pontífice también precisó que los obispos, sacerdotes y comunidades religiosas en Nicaragua, “desempeñan su misión de evangelización y santificación, propia de su ministerio”.