Tres templos cristianos fueron atacados por fundamentalistas musulmanes como represalia por el permiso de un tribunal para que el diario católico Herald Weekly pueda usar la palabra "Alá".
Los templos, ubicados en Kuala Lumpur, resultaron con serios daños. Según fuentes policiales, tras los ataques se decidió dotar de resguardo a las iglesias ante la posible realización de manifestaciones callejeras por parte de la mayoría musulmana.