Por primera vez en la historia de Luxemburgo, el Gran Duque soberano se opuso a una decisión de la Cámara de Diputados. Enrique I rechazó el proyecto de ley que despenalizará la eutanasia en su país y las autoridades gubernamentales han anunciado que perderá prerrogativas.
En lo que algunos medios de prensa consideran una "crisis constitucional grave", Enrique I anunció que por razones de conciencia no sancionará el polémico proyecto de ley, a la que se opone la mayoría de la población que es abrumadoramente católica.
El proyecto será adoptado definitivamente en segunda y última lectura este mes. El texto llegó a esta instancia gracias al respaldo de los diputados socialistas de la mayoría gubernamental, así como de miembros de la oposición liberal y de los Verdes. El Gran Duque debía luego sancionarlo y promulgarlo en un plazo de tres meses, pero tomó otra decisión.