Mientras la ola de violencia se intensifica y crece la campaña de propaganda contra la Iglesia, el gobierno del Bharatiya Janata Party –Partido del Pueblo Indio– anunció que implementará una serie de leyes “anticonversión” que niegan los derechos constitucionales de los cristianos y obligan a quienes quieran cambiar de religión a pedir permiso por escrito al magistrado local.
Desde la división del país en 1947 –entre India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana–, el fundamentalismo hindú ha crecido cada vez más, y actualmente acusa a los misioneros de utilizar el servicio social para “forzar conversiones”.
En declaraciones a la agencia Fides, el Obispo de Ahmedabad, Mons. Thomas Ignatius Macwan, afirmó que “hemos pedido al gobierno que nos muestre tan sólo un caso de conversión forzada. Es una práctica que va contra el cristianismo y contra Jesucristo”.