Hoy, tras celebrar la Misa de apertura de la XI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, el Papa Benedicto XVI rezó el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, recordando la centralidad de la Eucaristía en la vida de la comunidad eclesial.
En su alocución previa a la oración mariana, el Papa aclaró el sentido del tema del Sínodo que hoy se inició: “Eucaristía: fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia”. “En realidad -dijo- la doctrina católica sobre la Eucaristía, pide ser recibida, vivida y transmitida por la comunidad eclesial en modo siempre nuevo y adecuado a los tiempos. La Eucaristía podría ser considerada también como una ‘lente’ a través de la cual se verifica continuamente el rostro y el camino de la Iglesia, que Cristo ha fundado para que todo hombre pueda conocer el amor de Dios y encontrar en él la plenitud de la vida”.
Sobre la coincidencia de la clausura del Sínodo y la celebración de la Jornada Mundial Misionera, el Papa dijo que “nos ayuda a contemplar el misterio eucarístico en la perspectiva misionera. La Eucaristía es, en efecto, el centro propulsor de la entera acción evangelizadora de la Iglesia, como el corazón en el cuerpo humano. Las comunidades cristianas sin la celebración eucarística perdería su auténtica naturaleza: solo en cuanto eucarísticas pueden transmitir a los hombres a Cristo, y no solamente ideas o valores”.